Brasil se enfrenta a un inesperado obstáculo fuera de la cancha en la antesala del Mundial 2026. La amenaza de una nueva política migratoria por parte de Donald Trump, posible presidente durante el torneo, encendió las alarmas en la Confederación Brasileña de Fútbol, que teme un golpe directo al ánimo de su afición. Si bien el plantel y el cuerpo técnico no se verían afectados, la posible prohibición de visas para ciudadanos brasileños sacude los planes de cara a la competencia.
Según reveló CNN Brasil, Trump estaría evaluando restringir el acceso de brasileños a Estados Unidos, lo que limitaría la presencia de hinchas en los partidos que la Verdeamarela dispute en territorio norteamericano. La medida, que llega en medio de una creciente tensión diplomática con el gobierno de Lula da Silva, obligaría a muchos a ver los partidos desde México o Canadá, los otros países sede del torneo.
Trump desata un conflicto político que impacta en el fútbol
La polémica escaló este miércoles cuando Donald Trump firmó un decreto que aumenta un 50% los aranceles a productos brasileños, en un gesto de confrontación directa con el actual mandatario brasileño. En medio de la disputa, Lula no tardó en responder: «Defenderé la soberanía del pueblo brasileño», sentenció. Aunque algunos productos fueron exceptuados, como fertilizantes o jugo de naranja, el mensaje fue claro: las relaciones están rotas.
El expresidente estadounidense también sancionó al juez Alexandre de Moraes, acusado por la Casa Blanca de perseguir a Jair Bolsonaro y limitar la libertad de expresión. Incluso en cartas previas, Trump había elogiado al exmandatario brasileño y cuestionado las decisiones judiciales en su contra. La tensión política parece desbordar el campo institucional y amenaza con salpicar al fútbol en la antesala de uno de los eventos más esperados del deporte mundial.
El caso Irán: un antecedente que podría influir en la FIFA
La situación de Irán ofrece un ejemplo que la FIFA ya analiza con atención. Por las mismas restricciones migratorias impuestas por Trump, los iraníes también tienen vetado el ingreso a Estados Unidos, lo que obligó a pensar en alternativas logísticas para garantizar su participación en el certamen. Una de ellas es que el equipo dispute todos sus encuentros de Fase de Grupos en México, sede compartida del torneo.
Según The Guardian, esta medida podría extenderse a los 16avos y octavos de final, en caso de que Irán clasifique como líder de su grupo. Solo si accede a cuartos, una instancia que nunca ha alcanzado, debería cruzar la frontera hacia Estados Unidos. La solución, aunque inusual, busca mantener el espíritu del torneo sin alterar sus normas, y podría ser replicada si Brasil se ve envuelto en un escenario similar.
La FIFA, entre la diplomacia y la organización
El dilema ya está en manos de Gianni Infantino y del Consejo de la FIFA, aunque también participará el comité organizador del certamen, que incluye representantes de México, Canadá e incluso Irán. La presidencia del comité está a cargo de Aleksander Ceferin, actual presidente de la UEFA, quien ya ha liderado decisiones drásticas en el pasado, como la exclusión de Rusia y Bielorrusia de competiciones europeas tras la invasión a Ucrania.
Mientras tanto, la Confederación Brasileña de Fútbol intenta adelantarse al conflicto y busca soluciones que garanticen el acompañamiento de sus hinchas, pieza clave en cada Copa del Mundo. La posibilidad de que Brasil tenga que disputar sus partidos fuera de Estados Unidos crece como una sombra, y la política amenaza con enturbiar una vez más el espectáculo deportivo más importante del planeta.
¿Se repetirá la historia con Brasil?
Aunque la situación todavía no es definitiva, los paralelismos entre el caso iraní y el brasileño crecen con el paso de los días. Todo dependerá de los próximos movimientos de Trump y de las decisiones que tome la FIFA para garantizar la igualdad entre selecciones y la seguridad de todos los participantes. Lo que parece claro es que, una vez más, el fútbol se ve atrapado en el cruce de intereses entre diplomacia, política y poder.