El presente de Independiente genera preocupación en todos los niveles del club. La eliminación por penales ante Belgrano en la Copa Argentina no solo golpeó al plantel, sino también al propio Julio Vaccari, quien quedó bajo la lupa de la dirigencia. Aunque el técnico aseguró estar “orgulloso” del equipo y negó cualquier intención de renunciar, puertas adentro se baraja otra realidad: su ciclo podría estar llegando a su fin si no logra revertir el rumbo de inmediato.
A pesar del respaldo que expresó públicamente, el presidente Néstor Grindetti y otros miembros de la comisión directiva comenzaron a evaluar alternativas. El Rojo necesita resultados urgentes para calmar el clima interno y evitar que el descontento crezca aún más. Por eso, ya se pusieron sobre la mesa nombres de posibles reemplazantes que podrían asumir en caso de que se concrete la salida del actual entrenador.
Ricardo Gareca y el Kily González, los apuntados
Uno de los candidatos más resonantes es Ricardo Gareca, recientemente desvinculado de la Selección de Chile tras un paso breve y sin mayores logros. El “Tigre” ya sonó en otras oportunidades para dirigir al Rojo y su perfil de liderazgo, además del respeto que impone en los vestuarios, lo colocan como una opción tentadora para un club que necesita orden y jerarquía.
Otro de los que interesa es Cristian “Kily” González, actual técnico de Platense, quien tiene contrato vigente pero cuenta con el visto bueno de varios dirigentes de Independiente por su estilo aguerrido y su capacidad para sacar resultados con planteles limitados. Su situación contractual podría ser una traba, pero no es un impedimento insalvable si las negociaciones avanzan.
El mensaje de Vaccari y el descontento silencioso
Tras la caída ante Belgrano, Vaccari brindó una conferencia en la que intentó mostrarse firme: “Estoy orgulloso del equipo, no me siento solo y vamos a seguir trabajando”, afirmó. Sin embargo, lejos de calmar las aguas, sus declaraciones despertaron nuevas críticas por parte de hinchas que no solo cuestionan el rendimiento, sino también la falta de autocrítica. “Para muchos somos un desastre”, admitió el DT, en una frase que expuso su desconcierto ante el clima general.
La derrota, más allá del resultado, volvió a exhibir la falta de variantes, la fragilidad defensiva y una alarmante desconexión con la idea de juego que había prometido imponer. El equipo quedó eliminado de un torneo que representaba una vía de clasificación a copas y, además, dejó una imagen pálida en cuanto a actitud.
El tiempo apremia y la paciencia se agota
La dirigencia no quiere repetir errores del pasado, pero tampoco puede ignorar que el equipo no responde. Con un calendario exigente por delante y la necesidad de sumar puntos para mejorar su promedio, cada partido será determinante para el futuro de Vaccari. Si no hay una reacción rápida, el cambio de timón parece inevitable.
Mientras tanto, el nombre de Gareca sigue generando ilusión entre los hinchas, aunque algunos ven en el Kily una opción más viable a corto plazo. Lo cierto es que el ciclo Vaccari pende de un hilo y en Avellaneda ya preparan el plan B.