En los últimos años, los viticultores han celebrado los vinos de altura, se trata de productos frescos y complejos que se elaboran a una gran altitud respecto al nivel del mar. Sin embargo, los viticultores consolidados destacan, por ejemplo, Listrac o la margen izquierda del Médoc de Burdeos, que produce Cabernet Sauvignon y Merlot. Estas son dos de las regiones vinícolas más bajas del mundo. Entonces, ¿realmente influye la altitud? ¿Son los vinos de altura mucho mejores? Lo cierto es que dependiendo de la ubicación y el clima, la altitud puede ser crucial para los viñedos. Una mayor altitud conlleva variaciones de temperatura, diversidad del suelo, intensidad de la radiación solar, escasez de oxígeno, ventilación y dificultades de drenaje.

En la mayoría de las regiones vinícolas clásicas, como el Valle de Napa en California o el Chianti en Italia, las diferencias de altitud entre el fondo del valle y las crestas montañosas son marcadas. En Napa, por ejemplo, los viñedos se encuentran entre los 60 y los 670 metros sobre el nivel del mar; y en Chianti, una de las bodegas a mayor altitud, Volpaia, se encuentra entre los 400 y los 650 metros. El viñedo más alto de Estados Unidos, Continental Divide, se encuentra a 3198 metros. Y el viñedo más alto del mundo, Pure Land, se encuentra a 3570 metros sobre el nivel del mar en Cai Na Xiang, condado de Qushui, Lhasa, Tíbet.
Las cualidades de los viñedos de altura
Los viñedos de altura ofrecen cuatro contrastes cruciales con respecto a sus contrapartes en los llanos. A saber, sol directo y concentrado, cambios drásticos de temperatura, escasez de oxígeno y drenaje excepcional. En conjunto, estos elementos calve para el crecimiento generan dificultades, obligando a las vides a producir menos uvas. Predomina la calidad sobre la cantidad; estas pequeñas bayas son robustas y llenas de carácter.
La luz solar en altura es un factor clave para el desarrollo y el crecimiento, ya que se intensifica a medida que aumenta la altitud y por cada 305 metros de aumento, los rayos UV se intensifican entre un 10 % y un 12 %. La fuerte exposición al sol provoca que las uvas desarrollen una pigmentación más profunda.
Este proceso de bronceado es tan profundo que la bodega argentina Catena ha estudiado el proceso de la luz intensa y concentrada sobre las plantas en sus viñedos de la Cordillera de los Andes. El bronceado produce una piel gruesa y resistente con un color vivo y un alto contenido de taninos, lo que crea un vino con buena capacidad de guarda. La piel gruesa también protege a las uvas de los grandes cambios de temperatura que se observan a mayor altitud. Estos amplios cambios de temperatura diarios obligan a las uvas a madurar lentamente, lo que resulta en una menor producción de azúcar. Estos días cálidos y noches frías también desarrollan ácidos que aportan complejidad, esencial para los vinos finos.
Mena Saravia y el Alto Valle de Hualfín
Los vinos de altura de la Bodega Federico Mena Saravia son reconocidos por su origen en viñedos a 1870 metros sobre el nivel del mar, en el Alto Valle de Hualfín. Tamaña altitud, combinada con el clima seco propio de la región y una marcada amplitud térmica, contribuye a la creación de esos vinos tan celebrados por sus características únicas.

Hualfín constituye un asentamiento clave a la vera de la Ruta Nacional 40, en la provincia de Catamarca. En tal sentido, forma parte de la reconocida región de los Valles Calchaquíes en la región del Noroeste Argentino (NOA). Puntualmente, se halla a 63 kilómetros de Belén, a 112 kilómetros de Santa María, a 179 kilómetros de Cafayate, a 170 kilómetros de Tafí del Valle y 230 kilómetros de Antofagasta de la Sierra.
El clima de la región se categoriza como continental árido, el cual es muy seco y con temperaturas medias anuales alrededor de los 25 grados centígrados. Asimismo, cuenta con abundantes horas de sol y lluvias poco frecuentes. Posee un microclima de montaña. La razón del éxito de sus vinos de altura se asienta en que los racimos se cosechan de manera manual, a 1870 metros sobre el nivel del mar, en una de las zonas más elevadas del país. En tal razón, el nivel de oxígeno es menor precisamente por la altura, y la intensidad del sol y del frío conceden al terruño importante amplitud térmica.