El 20 de agosto de 2025 quedó marcado por una de las noches más oscuras en la historia reciente del fútbol sudamericano. El duelo entre Independiente y la Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana terminó en un verdadero escándalo. Lo que debía ser una fiesta se transformó en un campo de batalla con episodios de extrema violencia que pusieron en riesgo la vida de los hinchas.
El operativo de seguridad fue duramente cuestionado desde el inicio. Más de 4.000 hinchas chilenos fueron ubicados en la tribuna Pavoni Alta, un sector sin rejas ni redes de protección. Desde allí, comenzaron los ataques hacia los locales en la Pavoni Baja y la Garganta del Diablo, lo que derivó en corridas, golpes y la posterior reacción de la barra de Independiente.
La violencia alcanzó un punto límite cuando un simpatizante de la U se arrojó desde lo alto de la tribuna para escapar de las agresiones. De milagro, cayó sobre un techo y logró sobrevivir. Además, los incidentes incluyeron proyectiles, objetos sanitarios destruidos y escenas de humillación, con hinchas obligados a desnudarse.
La decisión de la Conmebol
Tras varios días de análisis y descargos presentados por ambas dirigencias, la Conmebol fue tajante: Independiente queda eliminado de la competencia y el pase a cuartos de final es para la Universidad de Chile. La sanción incluyó además la obligación de jugar el próximo partido frente a Alianza Lima en el estadio de Coquimbo, pero sin público en las tribunas como castigo a la violencia desatada.
La resolución no sorprendió a muchos, ya que la propia Confederación había adelantado que el comportamiento de ambas parcialidades sería evaluado con dureza. “Los hechos ocurridos en Avellaneda no pueden repetirse jamás en nuestro fútbol”, señalaron fuentes cercanas al organismo, dejando en claro el mensaje disciplinario.
¿Qué sanciones adicionales puede enfrentar Independiente?
El panorama para el Rojo no se limita solo a la eliminación. El Reglamento Disciplinario de la Conmebol, en su artículo 18, establece una larga lista de posibles medidas. Entre ellas figuran multas económicas que pueden ir desde 100 hasta 400.000 dólares estadounidenses, cierre parcial o total del estadio, obligación de jugar en un tercer país o incluso la exclusión de futuras competencias internacionales.
Las consecuencias podrían afectar no solo lo deportivo, sino también las finanzas del club. En este sentido, el temor en Avellaneda es que la sanción vaya más allá de lo ocurrido y deje a la institución en una situación aún más crítica en medio de su delicada realidad económica.
Un golpe que deja huella
La eliminación no es solo un fracaso deportivo: representa un duro golpe a la imagen de Independiente en el plano internacional. Los hinchas que soñaban con volver a ver al club levantar un trofeo continental deberán ahora convivir con la desilusión de un castigo histórico.
La Conmebol, por su parte, busca sentar un precedente ejemplificador. En tiempos donde la violencia amenaza con instalarse nuevamente en los estadios, el organismo apuesta a que este tipo de sanciones extremas sean un llamado de atención para todo el continente.