La elección legislativa en la provincia de Buenos Aires no solo puso en juego el futuro de Axel Kicillof y el gobierno de Javier Milei: también expuso las estrategias —y debilidades— de dos de los principales referentes políticos de las últimas dos décadas, Cristina Kirchner y Mauricio Macri.
Ambos, hoy relegados en sus propios espacios, atraviesan un momento de fragilidad política y personal. La exvicepresidenta encaró la campaña desde su departamento en Recoleta, bajo prisión domiciliaria por corrupción, con mensajes virtuales contra Milei y llamados a votar por el peronismo. Macri, en cambio, eligió el silencio: delegó la conducción del PRO en Cristian Ritondo y se mantuvo alejado de la escena, refugiado en su vida personal y hasta participando en el Mundial de Bridge en Dinamarca.
Cristina en prisión domiciliaria, pero activa en la campaña
La expresidenta buscó marcar presencia desde las redes sociales, con ataques al Gobierno y al presidente Milei, pese a su situación judicial inédita. Sin capacidad de recorrer el territorio, apostó a mantener influencia en las listas y a sostener el control dentro del peronismo, aún cuando Kicillof avanza como líder de un poskirchnerismo que desafía su hegemonía.
Desde su entorno remarcan que Cristina aceptó a regañadientes la alianza Fuerza Patria con Kicillof y Massa, convencida de que divididos tendrían menos chances frente a Milei. Pese a su debilidad, la expresidenta se mostró decidida a intentar “ponerle un freno” a lo que considera los atropellos del Gobierno libertario.
El repliegue de Macri: del Colón al bridge
El ex presidente, por su parte, aparece en el escenario como un actor secundario. Tras el derrumbe electoral del PRO en CABA, eligió delegar todo en Ritondo, Santilli y Montenegro. Mientras cerraba un acuerdo nacional con Karina Milei que lo obligó a resignar poder y presencia en las listas.
Su rol en la campaña bonaerense fue prácticamente nulo: no emitió declaraciones sobre la economía, las denuncias de corrupción ni los escándalos en el Congreso. Su último gesto público fue asistir a la fiesta por los 80 años del diario Clarín en el Colón junto a Juliana Awada. Antes, había viajado a Europa para participar del Mundial de Bridge, de donde regresó sin logros deportivos, pero ratificando su estrategia de bajo perfil.
Dos liderazgos debilitados
El contraste entre ambos muestra una coincidencia: Cristina y Macri, rivales históricos, enfrentan un presente de repliegue y desgaste. Ahora desplazados por un Milei que los puso en la mira y logró correrlos de la centralidad política. La elección bonaerense, más allá del resultado, terminó de exhibir ese ocaso compartido.