Connect with us

Hola, qué estás buscando?

SOCIEDAD

El creciente interés por el vino chino en Estados Unidos

 

A pesar del contexto adverso en que se vive por estos años en Estados Unidos, los aficionados están descubriendo y, cada vez con más frecuencia, eligiendo los vinos del gigante asiático.

 
Vino chino

La producción del vino chino se remonta a casi 7000 años, con evidencia arqueológica de semillas de uva halladas en Jiahu, Henan. Sin embargo, el vino chino apenas ahora se está consolidando por su variedad. Hoy en día, los vinos chinos están apareciendo con más frecuencia en distintas cartas de vinos estadounidenses. Todo ello gracias a una nueva generación de vinicultores que elaboran botellas con gran talento técnico y experimental.

En Nueva York, donde predominan las botellas francesas, italianas y californianas, Camden Hauge, fundadora de la importadora de vinos China Wine Club, nacida en Nueva Jersey, destaca los vinos contemporáneos de baja intervención de toda China. Su interés por el vino chino surgió en 2017. Entonces, luego de vivir cinco años en Shanghái, abrió Bird, uno de los dos únicos bares de vinos naturales que había en la ciudad en aquel momento.

Al principio, Hauge buscaba vinos de empresas propiedad de mujeres y de pequeños productores de todo el mundo. Pero un día, empezó a preguntarse por qué era tan difícil encontrar vinos de producción local, incluso en una metrópolis en auge como Shanghái. «No entendía por qué no había vinos de mayor calidad«, comenta. Con la esperanza de descubrir más, comenzó a catar vinos chinos con frecuencia, a visitar viñedos y a organizar festivales de vino, y pronto se obsesionó con compartir ese entusiasmo. «Este vino es de calidad. Es de aquí», dice. «¿Pero por qué no bebemos nuestro propio vino local

La nueva generación de viticultores chinos

En China, la mayoría de la gente ha preferido desde hace mucho tiempo bebidas como el té, la cerveza y el baijiu, una bebida espirituosa china clara elaborada con sorgo. La excepción fue un pequeño círculo selecto de coleccionistas que adquirieron importaciones de lujo —casi exclusivamente de Burdeos— tras la apertura del país a finales de la década de 1970; es una obsesión por las marcas de prestigio que continúa hasta nuestros días.

Con la esperanza de replicar ese prestigio en China, inversores extranjeros como Rémy Martin y LVMH plantaron viñedos de variedades francesas en Hebei, Shandong y Shanxi. Este trabajo se dio durante los últimos cuarenta años y produjeron vinos con precios elevados. Pero estas botellas estaban fuera del alcance del consumidor común. Para la mayoría de las familias de clase trabajadora, incluyendo a los chinos que emigraron a Estados Unidos, el vino de mesa se refería a marcas de consumo masivo como Great Wall. Se trata de un blend con predominio de Cabernet Sauvignon.

En la última década, aproximadamente, ha surgido una nueva generación de enólogos chinos. Esta nueva camada poco a poco va desmintiendo la idea de que los vinos chinos son ostentosos o unidimensionales. Para ampliar su portafolio, Hauge buscó a estos jóvenes enólogos que habían demostrado excelencia técnica y un ojo intrépido para la experimentación. Algunos habían trabajado previamente como sommeliers y educadores enológicos en China. Por su parte, otros se habían formado con enólogos experimentados en Francia y Australia. El punto de inflexión fue la epidemia de COVID-19. «Muchos de estos vinicultores regresaron a China o visitaron Ningxia y se dieron cuenta del gran potencial que había aquí», afirma Hauge.

La situación con los aranceles

El lanzamiento de China Wine Club se produjo justo cuando el presidente Donald Trump anunció aranceles a los productos chinos, pero Hauge se mantiene optimista. Al no existir previamente un mercado de vino chino en EE. UU., no existía una base para ajustar los precios. Sus productores también se han mostrado dispuestos a asumir el riesgo: «Valoran más tener el vino en Estados Unidos que mantener sus márgenes».

Donald Trump

Al seleccionar los vinos para sus primeros envíos, Hauge eligió seis productores cuyas botellas sorprenderían a quienes desconocían la geografía y el terroir de China. «En lugar de traer mezclas clásicas de Burdeos y monovarietales, quería que la gente no tuviera puntos de comparación», explica. «Catarían a ciegas y podrían evaluar: ¿Me gusta esto?». Su segundo envío, que llegará a finales de este año, incluirá estilos más tradicionales, incluyendo variedades de Burdeos y Huang Jiu, o vino amarillo chino.