El juez federal de Garantías de Mar del Plata, Santiago Inchausti, resolvió que el cuadro Retrato de una dama —pintado por el italiano Giuseppe Ghislandi en 1710 y robado a un galerista judío por el régimen nazi en 1940— quede bajo custodia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación hasta que se defina su destino final.
La decisión marca un paso inédito en la Justicia argentina: nunca antes se había recuperado en el país una obra de arte expoliada durante el nazismo y hallada en poder de descendientes de un jerarca del régimen.
Custodia y proceso judicial
En un escrito dirigido al presidente de la Corte, Horacio Rosatti, Inchausti fundamentó que se trata de un bien “de altísimo valor histórico y cultural”, sujeto a un proceso que combina derecho argentino, internacional y relaciones diplomáticas con los Países Bajos. Por eso, resolvió que la obra permanezca bajo la órbita del máximo tribunal.
El fiscal federal Carlos Martínez había solicitado que el cuadro fuera enviado al Museo del Holocausto en Buenos Aires para su conservación. Sin embargo, el juez priorizó la custodia institucional de la Corte.
Los imputados en la causa, Patricia Kadgien —hija del jerarca nazi Friedrich Gustav Kadgien, conocido como “el mago de las finanzas” de Hitler— y su esposo Juan Carlos Cortegoso, están acusados de encubrimiento agravado por robo en el contexto de genocidio. Aunque seguirán el proceso en libertad, deben fijar domicilio, entregar sus pasaportes y tienen prohibida la salida del país hasta marzo de 2026.
Reclamos internacionales
La obra está reclamada por el gobierno de Países Bajos e identificada en los listados de la Agencia de Patrimonio Cultural. Además, el FBI en Nueva York actúa como nexo de los herederos del galerista judío Jacques Goudstikker, despojado de más de 1.200 piezas por el nazismo.
El caso ya tuvo repercusión global: Interpol Argentina participó en la investigación y organismos internacionales de patrimonio cultural siguen de cerca la disputa.
Valor y jurisprudencia
Para la periodista e investigadora Claribel Terré Morell, especialista en falsificaciones y robos de arte, el hallazgo “puede sentar jurisprudencia” en Argentina. “No son muchas las obras recuperadas directamente de familias de nazis. En la mayoría de los juicios en el exterior, los últimos propietarios alegan desconocimiento de su origen”, explicó.
Respecto de su valor en el mercado, Terré Morell advirtió que suele disminuir cuando una obra está involucrada en un caso de expolio nazi. “Generalmente, los herederos logran recuperarlas a precios menores, aunque siempre puede aparecer alguien dispuesto a pagar más por la historia detrás de la pieza”.
Un caso testigo
La resolución de Inchausti, inédita en el país, podría convertirse en un caso testigo para futuras controversias sobre bienes culturales robados durante la Segunda Guerra Mundial. La decisión final sobre el cuadro no solo dependerá de la Justicia argentina, sino también de la articulación con organismos internacionales y reclamos diplomáticos.
Por ahora, el óleo de Ghislandi permanecerá en resguardo de la Corte Suprema. Mientras se define si volverá a los herederos del galerista holandés o si quedará como patrimonio recuperado en el país.