Javier Milei atraviesa un escenario electoral mucho más complejo del que imaginaba a comienzos del año, con Córdoba como epicentro de una disputa que puede marcar el rumbo nacional. El Presidente llega a la provincia en busca de recuperar terreno tras las derrotas provinciales y los escándalos políticos que golpearon a su gestión, mientras que el exgobernador Juan Schiaretti emerge como un competidor fuerte con el armado de Provincias Unidas, acompañado por Martín Llaryora y otros mandatarios provinciales. Según confiaron fuentes del peronismo cordobés, la disputa será voto a voto.
La Casa Rosada confiaba en un triunfo contundente en Córdoba, donde Milei cosechó más del 70% de los votos en el balotaje de 2023. Sin embargo, la realidad se modificó con la decisión de Schiaretti de volver al escenario electoral como candidato a diputado nacional. El “Gringo”, que durante los primeros meses del actual gobierno se mostró cercano, adoptó un discurso que busca escapar de la polarización entre libertarios y kirchneristas. Esa posición le permitió reposicionarse con fuerza en el electorado local.
En ese marco, el lanzamiento de la campaña nacional de Milei desde Córdoba refleja la importancia que el oficialismo otorga a este distrito, considerado clave por su peso electoral. La intención es recuperar apoyo en una provincia que comienza a mostrar síntomas de distanciamiento con la gestión libertaria. Para el peronismo local, la elección de octubre se perfila como una competencia pareja, en la que cada voto será decisivo.
Schiaretti busca marcar el centro político
El exgobernador cordobés construyó un discurso basado en la moderación, el orden y la defensa de un Estado presente, aunque con límites claros. Su objetivo es diferenciarse del kirchnerismo, al que acusa de haber “colonizado” el Estado con militancia, y al mismo tiempo marcar distancia con el estilo agresivo de Milei. Bajo ese esquema, Provincias Unidas se consolida como una alternativa que aspira a instalarse en el plano nacional con un bloque legislativo fuerte.
Según las encuestas que circulan en el oficialismo provincial, Schiaretti mantiene una ventaja de hasta 10 puntos sobre Gonzalo Roca, primer candidato libertario y hombre cercano a Gabriel Bornoroni. Sin embargo, esa diferencia se achica cuando la medición se centra en la marca La Libertad Avanza y no en los nombres propios. De allí surge la lectura de una competencia muy ajustada.
En paralelo, la diputada Natalia De la Sota también decidió presentar una lista propia, sin acuerdos con el gobierno provincial. Su irrupción, aunque con menos chances de triunfo, podría restarle votos a Schiaretti y modificar el resultado final. En el peronismo creen que un 30% de lo que obtenga la legisladora impactará en el caudal de Provincias Unidas. Así dejaría al kirchnerismo en un rol marginal.
Córdoba, el tablero donde se juega el futuro
Córdoba, segundo distrito electoral del país con más de tres millones de votantes, aparece como una provincia determinante en la estrategia libertaria. Para Milei, un triunfo sería vital, pero incluso una derrota ajustada podría presentarse como un resultado positivo en el balance nacional. En cambio, para Schiaretti y Llaryora, una victoria representaría un salto cualitativo en la construcción de Provincias Unidas como actor político de peso en el Congreso.
Los gobernadores que integran la nueva fuerza aspiran a reunir un bloque de al menos treinta diputados. Esto les permitiría convertirse en árbitros de la polarización y negociar con mayor poder frente a la Casa Rosada. “El 26 de octubre vamos a discutir un proyecto de país, no solo lo que pasa en Córdoba”, aseguró un dirigente peronista provincial.