La estabilidad cambiaria alcanzada en las últimas horas, gracias al anuncio de un paquete de apoyo de USD 20.000 millones por parte del Tesoro estadounidense, le dio a Javier Milei un margen político inesperado para encarar su próximo desafío: la reducción de subsidios a la energía. El Gobierno considera que la ayuda de Washington refuerza las reservas del Banco Central y despeja dudas sobre el frente financiero, lo que permite a la Casa Rosada encarar con mayor firmeza la pulseada con los gobernadores por el ajuste tarifario.
El dólar, que había trepado con fuerza en las últimas semanas, volvió a retroceder tras conocerse el respaldo norteamericano. Sin embargo, esa calma cambiaria contrasta con un problema que se repite: el atraso de las tarifas de gas y electricidad, cada vez más alejado de los costos reales de producción y distribución. El Gobierno debió postergar aumentos para evitar un impacto social en pleno invierno, pero la deuda con las petroleras ya trepa a 800.000 millones de pesos.
Según cálculos privados, los hogares de bajos ingresos apenas pagan el 20% del costo real del gas y el 27% de la electricidad. Incluso los usuarios de mayores ingresos todavía cubren menos del 80% del precio mayorista. Lo que evidencia que, a casi dos años de gestión, el ajuste en materia energética está lejos de completarse.
El respaldo de Estados Unidos como carta política
El anuncio del secretario del Tesoro, Scott Bessent, cambió el tablero. El swap de USD 20.000 millones con el BCRA, la compra de bonos y un crédito stand-by a través del Fondo de Estabilización le dan a Milei un “poder de fuego” adicional frente a los mercados y también en la mesa de negociación con los gobernadores. “Empieza una nueva era”, celebró el ministro Luis Caputo, convencido de que el apoyo de Washington permitirá estabilizar expectativas.
Ese refuerzo externo llega justo cuando el Gobierno prepara un nuevo ajuste en los subsidios energéticos, previsto en el proyecto de Presupuesto 2026. Allí se establece que el beneficio de la “zona fría” quedará restringido a la Patagonia, la Puna y Malargüe. La medida amenaza con tensar la relación política con mandatarios provinciales que habían mostrado disposición al diálogo tras la crisis cambiaria.
Subsidios en caída y nueva batalla política
De acuerdo con el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), los subsidios energéticos cayeron un 61% en términos reales en lo que va del año, pero aún representan 0,6% del PBI y se proyecta que bajen a 0,5% en 2026. Para Milei, ese sendero es innegociable: la reducción del gasto en energía es condición clave para sostener el equilibrio fiscal, bandera de su programa económico.
El problema es político. Gobernadores de distintas provincias ya advirtieron que la quita de beneficios en la zona fría afectará directamente a sus votantes. Y en momentos en que el consumo sigue golpeado por la recesión y los salarios no logran recuperar poder adquisitivo. El Gobierno, envalentonado por el respaldo estadounidense, prepara el terreno para imponer la medida aun a riesgo de abrir un nuevo frente de conflicto.