El Gobierno de Javier Milei atraviesa horas decisivas después de la seguidilla de derrotas en el Congreso y la dura caída electoral en la provincia de Buenos Aires. Los reveses reavivaron las tensiones internas, pusieron en evidencia la fragilidad de los vínculos con los gobernadores y agitaron la desconfianza de los mercados. Sin embargo, desde la Casa Rosada remarcan que el rumbo económico se mantendrá inalterable y que no habrá giros de fondo en la hoja de ruta diseñada por Luis Caputo.
El jueves, Milei reunió a su mesa política ampliada en la Quinta de Olivos. El encuentro sirvió para dar señales hacia adentro y hacia afuera: empoderó a su asesor Santiago Caputo como “coordinador estratégico” de la campaña y designó a Pilar Ramírez, dirigente de confianza de Karina Milei en la Ciudad, para ocupar el rol de coordinación política que hasta ahora llevaba Eduardo “Lule” Menem.
La jugada generó ruido. Aunque en Balcarce 50 se encargaron de aclarar que Menem seguirá participando en las principales mesas y que no fue “corrida”, lo cierto es que la derrota bonaerense debilitó su rol. En paralelo, Martín Menem fue ratificado al frente de Diputados, pese a los cuestionamientos internos que lo responsabilizan por el traspié parlamentario.
“Lule está en los tres grupos políticos que tenemos: en el de jefes de campaña, en el de equipos de campaña y ahora lo sumaron al de presidentes de La Libertad Avanza”, defendieron anoche desde el oficialismo. Karina Milei, firme en su rol de garante de la estructura, insistió en sostener a los hombres de su confianza.
Escenario económico bajo presión
Mientras la política se reacomoda, el frente económico muestra signos de tensión: el dólar volvió a subir, los bonos argentinos se desplomaron y el riesgo país trepó a niveles preocupantes. Desde el Gobierno intentaron transmitir tranquilidad al remarcar que cuentan con las reservas necesarias para sostener el tipo de cambio en la banda superior.
Milei buscó llevar calma en su mensaje a aliados y militantes: “El esfuerzo de los argentinos no se puede tirar por la borda ahora”, insistió. La consigna repetida en Olivos fue que “La Libertad Avanza o Argentina retrocede”, un lema que funcionará como eje de la campaña hacia octubre.
Viaje clave a Estados Unidos
En medio de esta coyuntura, el Presidente prepara un viaje clave. El lunes partirá hacia Nueva York para participar de la Asamblea General de la ONU, pero en su entorno ya admiten que el verdadero objetivo será político: lograr reuniones con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, e incluso con Donald Trump.
En la comitiva estarán Karina Milei, el canciller Gerardo Werthein, el vocero Manuel Adorni y, en un gesto político-económico, Luis “Toto” Caputo. El ministro de Economía aparece como figura central en la estrategia. Es quien debe garantizar la continuidad del plan de ajuste fiscal y sostener la confianza externa en medio de la tormenta local.
Un oficialismo a la defensiva
La Casa Rosada reconoce que las derrotas en Diputados y en el Senado eran un escenario previsto, pero no minimiza el impacto en la opinión pública. Consciente de que los mercados miran con lupa cada movimiento, Milei decidió involucrarse de lleno en el armado político y exhibir un mensaje de cohesión interna.
El oficialismo insiste en que la oposición kirchnerista y sus aliados “no tienen otro futuro para ofrecer más que volver al pasado”. Mientras el Presidente apuesta a reforzar la idea de que los sacrificios actuales rendirán frutos a partir de 2026.
En medio de la presión política y económica, Milei intenta una jugada delicada. Aplicar cambios en el frente interno para ordenar la tropa sin alterar la médula de su programa económico. El riesgo de corto plazo es que los mercados no compren el mensaje de estabilidad. El desafío de fondo es recuperar el voto de confianza que los bonaerenses le negaron en las urnas.