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POLÍTICA

La defensa de Fernando Sabag Montiel presentó su alegato final en el juicio por el atentado a Cristina Kirchner

 

La abogada de Fernando Sabag Montiel argumentó que la personalidad «anormal» del acusado lo convierten en «inimputable».

 
Fernando Sabag Montiel

En las instancias finales del juicio oral por el intento de magnicidio a Cristina Kirchner en 2022, la defensa de Fernando Sabag Montiel, que intentó disparar contra la entonces vicepresidente, pidió su absolución al considerarlo «inimputable«. Los abogados tomaron como base diversos informes elaborados durante el proceso para demostrar la personalidad «anormal» de Sabag Montiel y tomaron de ejemplo al juez ligado al kirchnerismo Raúl Zaffaroni.

La defensa final de Sabag Montiel fue llevada por su principal abogada, Fernanda López Puleio. La abogada sostuvo que el intento de asesinato se enmarcó en dos grandes factores: un marco de hostilidad política creciente contra la ex presidente y la «psicología especial» del acusado.

Los argumentos de la defensa

Puleio planteó que Sabag Montiel se vio influido por los «discursos de odio» y el tratamiento que recibió Cristina Kirchner por el alegato del fiscal Diego Luciani en la Causa Vialidad. Para la abogada, su cliente «fue una esponja que replicaba todo lo que veía en redes y medios de comunicación». En otro tramo de la defensa, Puleio recordó los informes elaborados por profesionales de la salud mental que afirmaron que Sabag Montiel poseía «delirios místicos e ideas paranoides y persecutorias».

«El foco tiene que estar puesto en las limitadas o nulas posibilidades de Sabag Montiel de reflexionar sobre su conducta, de autodeterminarse y de tener libertad para conducir su comportamiento como lo espera el ordenamiento jurídico«, sostuvo. En la misma línea descartó que el crimen haya estado motivado por motivos de violencia de género, asegurando que la acusación «no se sustenta en hechos concretos, sino en enunciaciones de fuerte carácter normativo».

Asimismo, la abogada recordó que el arma empuñada no tenía su cargador debidamente colocado, por lo que la tentativa de homicidio era «solo aparente». «No puede decirse que un cargador en esas condiciones estuviera en posibilidad cierta de llevar munición, cartucho o bala en la recámara para provocar el funcionamiento ordinario«, afirmó y citó a Zaffaroni: «Cuando un autor escoge determinado medio y cree que lo está aplicando, pero en realidad no existe, no puede determinarse ningún comienzo de ejecución, por ende, no hay tentativa«.