La Libertad Avanza (LLA) y el PRO enfrentan un escenario político complejo tras la derrota en la Provincia de Buenos Aires ante el peronismo unificado de Fuerza Patria. El resultado encendió alarmas en todo el país y generó un proceso de autocrítica interna que afecta tanto a dirigentes de peso nacional como a referentes provinciales. Según informó Infobae, la derrota obligó a los aliados a replantear su estrategia de campaña de cara a las elecciones de octubre, con especial atención a lo que ocurra en distritos clave como Entre Ríos y la Ciudad de Buenos Aires.
El impacto electoral fue inmediato. En Buenos Aires, la coalición vio resquebrajarse su armado y abrió un debate sobre los errores cometidos en la campaña. La falta de movilización del electorado, la subestimación del aparato del peronismo y el desgaste de la figura presidencial fueron señalados como factores centrales del traspié. Desde el entorno libertario reconocen que “se perdió la mística”, mientras que dirigentes del PRO remarcan que la decisión de competir de manera separada en mayo les permitió preservar identidad propia en la Capital Federal.
Entre Ríos y CABA
En Entre Ríos, el panorama es diferente. Allí, el gobernador Rogelio Frigerio busca reforzar la alianza con LLA, destacando que el peronismo no llegará unificado en octubre y que el oficialismo provincial mantiene una posición de ventaja. Voceros cercanos al mandatario aclararon que “son elecciones distintas” y que la figura de Javier Milei conserva un alto nivel de apoyo en la provincia. El oficialismo entrerriano confía en que la dupla presidencial-gobernador pueda sostener el caudal de votos.
En paralelo, la Ciudad de Buenos Aires también mantiene una lógica propia. A diferencia de lo ocurrido en territorio bonaerense, el PRO porteño se había replegado de la campaña nacional tras los comicios de mayo, donde sufrió una de sus derrotas más duras frente a Es Ahora Buenos Aires y al armado libertario. Sin embargo, referentes cercanos a Jorge Macri aseguran que CABA “sigue siendo un bastión” y que la caída en Buenos Aires no tendrá el mismo efecto en el distrito capitalino.
Autocrítica y nuevo rumbo en Casa Rosada
Tras el cimbronazo electoral, la Casa Rosada convocó a una mesa de conducción para rediseñar la estrategia de campaña. La reunión estuvo encabezada por Karina Milei y contó con la presencia de Cristian Ritondo, Diego Santilli, Guillermo Montenegro y Ramón Lanús. Según trascendió, el encuentro fue “cordial, pero con espacio para la autocrítica”. Allí se reconoció la necesidad de explicar mejor a la ciudadanía el sentido de las medidas económicas y evitar un tono confrontativo que, en palabras de un dirigente, “termina alejando más de lo que suma”.
En ese marco, se planteó un cambio de enfoque: mayor empatía con el esfuerzo social y más política de base, con participación activa de dirigentes con experiencia. Un referente del PRO fue tajante: “Menos rock and roll y más construcción política”. La crítica apuntó directamente a la exposición del presidente Javier Milei, cuya retórica encendida, si bien moviliza, no logra sostener la adhesión en sectores moderados.
La coalición sabe que octubre será decisivo. En juego no solo están bancas en la Cámara de Diputados, sino también escaños en el Senado, especialmente en provincias como Entre Ríos, donde el acuerdo entre Frigerio y el Gobierno nacional cobra relevancia estratégica. La autocrítica y el replanteo de campaña reflejan que, aunque la derrota bonaerense dejó heridas profundas, existe la intención de recomponer fuerzas y encarar con mayor orden la recta final hacia las elecciones.
Hace dos años les prometimos a los entrerrianos que no íbamos a volver al pasado. Que íbamos a hacer todo lo que estuviera a nuestro alcance para que nunca más nos gobernara el populismo, la demagogia ni la corrupción. Y lo estamos cumpliendo, haciendo reformas estructurales que…
— Rogelio Frigerio (@frigeriorogelio) August 7, 2025