El Gobierno concentra expectativas en un posible megapréstamo del Tesoro de Estados Unidos por hasta USD 30.000 millones. Según Infobae, ese paquete buscaría despejar dudas de pago por dos años y frenar la corrida cambiaria. Luis Caputo y Javier Milei admitieron gestiones para asegurar a los bonistas que habrá fondos para los próximos vencimientos.
El objetivo inmediato es cubrir los vencimientos de enero y julio de 2025 sin tensar reservas. Esas obligaciones sumarían alrededor de USD 8.500 millones, según los cálculos que circulan en el Palacio de Hacienda. El anuncio busca también enviar una señal política de control y previsibilidad tras días de volatilidad financiera.
La jugada se articula con la gira de Milei a Nueva York para la Asamblea General de la ONU. Allí prevé una bilateral con Donald Trump, clave para aceitar el vínculo con Washington. Lo acompañarán Gerardo Werthein, Luis Caputo, Karina Milei y Manuel Adorni, según anticiparon fuentes oficiales. La agenda incluye reuniones con Scott Bessent, del Tesoro de Trump, y con Kristalina Georgieva, directora del FMI. El Gobierno buscará respaldo político y técnico para cerrar una línea que blinde el programa económico. La Casa Blanca ve a la Argentina como aliado regional y evalúa mecanismos disponibles para auxiliar temporalmente.
Las condiciones que pondría Estados Unidos y otros detalles
La herramienta probable sería el Fondo de Estabilización Cambiaria, utilizado históricamente por Estados Unidos con países socios. El esquema exigiría garantías y condiciones, con foco en cumplir los fuertes vencimientos de 2025. Se menciona un requisito de asegurar obligaciones por más de USD 20.000 millones durante ese ejercicio. Aun con un acuerdo, los desembolsos no serían inmediatos y requerirían pasos administrativos y aprobaciones internas.
Mientras tanto, el Banco Central enfrenta presión cambiaria y ventas de reservas para sostener la banda. Caputo anticipó que se trabaja para garantizar el pago de enero y julio, sin anunciar detalles concretos. El objetivo oficial es anclar expectativas y evitar que la incertidumbre financiera erosione la actividad económica.
Quedan interrogantes sobre el monto final, el calendario y el impacto fiscal de una eventual línea estadounidense. Las negociaciones avanzan, pero dependen de definiciones técnicas y de señales de estabilidad política. El Gobierno apuesta a que un respaldo contundente desactive la corrida y fortalezca su posición antes de octubre. Hasta entonces, el mercado seguirá atento a la llegada de dólares frescos y a la reacción regulatoria. Un acuerdo grande podría estabilizar el frente cambiario, aunque traería compromisos y monitoreo de Washington. Sin ese ancla externa, el Gobierno enfrentará semanas de volatilidad mientras redefine su estrategia financiera.