Lejos de las canchas, Maxi López sorprendió con una extensa entrevista en la que repasó su trayectoria en el fútbol y habló de etapas decisivas de su vida en River. El exdelantero reveló cómo fue su debut, su relación con Ramón Díaz, los días más difíciles en el club y hasta se animó a recordar con crudeza el penal fallado contra Boca en la Copa Libertadores 2004.
El atacante contó que su estreno como titular fue nada menos que en un clásico frente a San Lorenzo, en el que marcó su primer gol como profesional. En la previa, una charla con Ramón Díaz le marcó el camino: “Me dijo que iba a ser titular y me preguntó si iba a hacer un gol. Le dije que sí”, recordó. El partido terminó con victoria por 1-0 y un festejo que selló el inicio de un vínculo fuerte con el DT riojano.
El quiebre con Pellegrini y la etapa más dura
Tras la llegada de Manuel Pellegrini, la situación cambió por completo. River había aceptado una oferta del Palermo de Italia, pero López quería emigrar al Arsenal de Inglaterra. Esa negativa le costó caro: fue apartado del plantel por decisión dirigencial y pasó meses sin siquiera jugar los entrenamientos. “Me tocó estar cuatro o cinco meses sentado en la tribuna”, confesó.
El propio delantero admitió que esa etapa fue un aprendizaje doloroso. En su impotencia, se refugiaba en partidos con amigos para liberar tensiones: “Ya era profesional y no estaba bien, pero era una especie de terapia”, relató. Con el tiempo comprendió que el fútbol tiene altos y bajos inevitables, y que esa experiencia lo marcó para siempre.
El Superclásico que lo cambió todo
Uno de los capítulos más recordados por el exdelantero fue el clásico en La Bombonera durante el Clausura 2004, cuando ingresó de urgencia por la lesión de Marcelo Salas y firmó lo que él mismo definió como el mejor partido de su vida. “Hice el mejor partido de mi carrera en Argentina. Estaban todos callados, y eso contra el eterno rival no pasa nunca”, expresó con picardía.
Esa actuación no solo le dio protagonismo inmediato, sino que se transformó en su “partido vidriera”. Muchos lo vinculan a partir de allí con su posterior pase al Barcelona, un salto que cambió para siempre su carrera.
El penal que todavía duele
López también recordó la dolorosa eliminación en semifinales de la Libertadores 2004 contra Boca en el Monumental. Allí falló el quinto penal de la tanda, un error que todavía carga en su memoria. “No estaba preparado, pateé donde siempre y el arquero me lo atajó. Fue el fin del mundo, no podía parar de llorar”, relató sobre aquella noche amarga.
Con el tiempo, la herida fue sanando gracias al título del Clausura y el acompañamiento de sus compañeros. Sin embargo, admite que fue un golpe que lo obligó a madurar antes de dar el salto a Europa.
Hoy, alejado de las luces del fútbol, Maxi López habla con distancia y sinceridad. Entre recuerdos de gloria, heridas abiertas y chicanas al eterno rival, sus palabras reflejan cómo un Superclásico y un penal errado pueden marcar para siempre la carrera de un futbolista.