Luciano Cáceres fue invitado a Otro Día Perdido y, entre recuerdos familiares y anécdotas de su infancia, sorprendió a Mario Pergolini con un relato profundamente místico sobre su madre, a 17 años de su partida.
El actor comenzó recordando cómo sus padres se conocieron y lo concibieron en un escenario, hecho que —según él— marcó desde siempre su destino artístico. Pero luego, la charla tomó un giro inesperado cuando habló de la enfermedad de su mamá y su acercamiento al Reiki.
“Mi mamá tuvo muchos años cáncer y el último año decidió dejar todos los tratamientos médicos para hacer solo terapias alternativas. Hacía Reiki”, explicó Cáceres. Conmovido, relató que cuando ella cayó en coma, él recurrió desesperado a la mujer que la trataba: “La llamé y le pedí que viniera, pero me dijo que no podía porque estaba en un retiro espiritual”.
La enfermedad, la muerte y el reiki: Luciano Cáceres abrió su corazón y relató los hechos que marcaron su vida para siempre. Una historia que tardó 17 años en cerrarse. Creer o reventar.#OtroDiaPerdido pic.twitter.com/Ip1RajJQ2j
— OTRO DÍA PERDIDO (@otrodiaperdidok) September 23, 2025
El enojo de Luciano Cáceres con el Reiki
A pesar del enojo que sintió en ese momento, Luciano recordó un episodio revelador: “Mi vieja salió del coma, pero ya no hablaba… y yo la escuchaba. Venían a preguntarme a mí qué tenía”. En uno de esos días, la vio intentando agarrar algo invisible. “Le pregunté qué hacía y me dijo: ‘Estoy agarrando a mi ángel. Es una persona muy alta, muy blanca, como de 50 años, que se llama Amor’”.
En sus últimas horas, Luciano estuvo presente y la ayudó a “agarrarse fuerte a su ángel”, según él mismo contó, entre lágrimas.
Pero la historia no terminó allí. Tras esparcir sus cenizas en Villa Gesell, el actor tuvo otra experiencia inexplicable: “Mientras caminaba por la playa, una ola me dejó un rosario en el pie. Lo guardé, como un regalo del mar. Obviamente sentí que era de mi madre”.
Años después, una reikista le confirmó que su mamá había hecho un enorme esfuerzo para que ese objeto llegara a sus manos. “Desde entonces lo llevo conmigo. Creer o reventar”, cerró.