El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, vivió este viernes uno de los discursos más tensos de su carrera política. En la Asamblea General de Naciones Unidas, se presentó ante un auditorio marcado por los abucheos y el retiro masivo de delegados, en una clara señal del aislamiento diplomático que atraviesa Israel tras casi dos años de guerra en Gaza y bajo la amenaza de arresto internacional por crímenes de guerra.
Antes de viajar, Netanyahu había ordenado instalar altavoces en la frontera con Gaza para que sus palabras llegaran al enclave palestino. Con este gesto buscó transmitir un mensaje a los rehenes en manos de Hamas y advertir directamente a los combatientes: “Liberen a los rehenes ahora. Si lo hacen, vivirán. Si no, Israel los cazará”, lanzó primero en hebreo y luego en inglés.
Reivindicación de la ofensiva y críticas a Irán
El mandatario defendió con vehemencia la ofensiva militar israelí. Aseguró que en el último año su país “aplastó la maquinaria terrorista de Hamas”, paralizó a Hezbollah y golpeó duramente a los hutíes. También se atribuyó el mérito de haber debilitado al régimen sirio de Bashar al-Assad y de haber dañado el programa nuclear iraní.
“Durante el último año hemos eliminado a la mayoría de los líderes de Hezbollah y gran parte de su arsenal. Agradezco al presidente Donald Trump por sus acciones audaces y decisivas”, afirmó, generando reacciones divididas entre aplausos y gritos de protesta.
Mensaje a los aliados y acusaciones de antisemitismo
Uno de los tramos más polémicos fue cuando arremetió contra los países que reconocieron recientemente al Estado palestino, como Gran Bretaña, Francia, Canadá y Australia. Para Netanyahu, esas decisiones equivalen a enviar un mensaje antisemita: “Matar judíos da frutos”.
El premier insistió en que no habrá un Estado palestino al oeste del Jordán, descartando de plano la solución de dos Estados. Y afirmó que durante años resistió fuertes presiones internas y externas para evitar lo que definió como “un Estado terrorista en el corazón de Israel”.
Defensas y acusaciones de “lawfare”
Netanyahu respondió también a las denuncias de genocidio y crímenes de guerra contra Israel, calificándolas de “mentiras antisemitas”. Señaló que, mientras Hamas utiliza a los civiles como estrategia militar, Israel ordena evacuaciones para proteger vidas. Con tono sarcástico preguntó: “¿Acaso los nazis pidieron amablemente a los judíos que se marcharan?”, antes de concluir: “Qué broma”.
El líder israelí denunció además una ofensiva política y judicial internacional —“lawfare”— contra su país, que hoy enfrenta embargos, condenas y el creciente aislamiento diplomático.
El vuelo de la polémica
El viaje a Nueva York también evidenció su delicada situación. El avión oficial Alas de Sión evitó sobrevolar Francia y España, países firmantes del Tratado de Roma y, por ende, obligados a cumplir con la orden de arresto de la Corte Penal Internacional que pesa sobre Netanyahu desde noviembre de 2024. El desvío de 600 kilómetros sobre el Mediterráneo fue interpretado como una maniobra de seguridad y también como una muestra del creciente aislamiento de Israel en Europa.
“El avión partió sin periodistas a bordo, algo inusual”, destacó el corresponsal de The Economist, Anshel Pfeffer, quien subrayó que “pocas cosas ilustran tanto cómo Netanyahu ha llevado a Israel al aislamiento diplomático como la ruta que tomó su avión”.
El trasfondo humanitario
Mientras Netanyahu hablaba en Nueva York, el Ministerio de Salud gazatí reportaba más de 65.500 muertos y 167.000 heridos desde el inicio de la ofensiva, cifras que alimentan la condena internacional contra Israel. Además, familiares de soldados y rehenes cuestionaron duramente la instalación de altavoces en la frontera, calificándola de “ilegal” y denunciando que “pone en peligro a nuestros hijos en combate”.
Pese a todo, Netanyahu insistió en que Israel enfrenta una guerra “en siete frentes” y que los logros militares abren “nuevas posibilidades de paz regional”.