Brasil vivió este domingo una jornada marcada por el repudio ciudadano a los intentos del Congreso de avanzar con dos proyectos altamente controvertidos: la ampliación de la inmunidad parlamentaria y la amnistía a los bolsonaristas condenados por la asonada del 8 de enero de 2023. Ambos textos también podrían favorecer al expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, recientemente condenado a 27 años de prisión por intentar un golpe de Estado tras su derrota electoral frente a Luiz Inácio Lula da Silva.
Las protestas se desplegaron en más de una docena de ciudades, con un epicentro simbólico en Río de Janeiro. Allí, la playa de Copacabana se preparaba para recibir por la tarde a tres íconos de la música popular brasileña —Caetano Veloso, Gilberto Gil y Chico Buarque—, quienes se sumaron a la convocatoria como gesto de rechazo al proyecto legislativo.
“Sin amnistía” como consigna central
En Brasilia, los manifestantes marcharon por la Explanada de los Ministerios al grito de “Sem anistia” (“Sin amnistía”), exigiendo que no se borren las responsabilidades de quienes atentaron contra la democracia. Entre ellos se encontraba Aline Borges, ambientalista de 34 años, quien expresó a AFP: «Estamos aquí para protestar contra este Congreso, compuesto por criminales y corruptos disfrazados de políticos, que están articulando una ley para autoprotegerse».
El clima de indignación se replicó en redes sociales, donde artistas y referentes sociales multiplicaron mensajes de repudio. La cantante Anitta, con 63 millones de seguidores en Instagram, llamó a reflexionar: «Imaginen ser asesinados y que su asesino no pueda ser procesado sin autorización de sus colegas».
El proyecto de blindaje parlamentario
La polémica estalló el martes pasado, cuando la Cámara de Diputados, de mayoría conservadora, aprobó una propuesta de enmienda constitucional conocida como “proyecto de blindaje”. Este establece que cualquier acusación penal contra diputados y senadores solo podría prosperar si es autorizada por el Congreso mediante voto secreto.
El presidente de la Cámara, Hugo Motta, defendió la iniciativa alegando que se trata de una protección frente a posibles “abusos judiciales”. Sin embargo, la reacción pública fue inmediata. Varias figuras de la cultura y la política la rebautizaron como “Ley de los Bandidos”. La diputada Silvye Alves, que inicialmente votó a favor, pidió disculpas y admitió haber recibido presiones: “Fue un error gravísimo, fui contra todo en lo que yo creo”.
Una amnistía para Bolsonaro y sus seguidores
El descontento ciudadano se profundizó cuando, al día siguiente, los congresistas aprobaron con urgencia el tratamiento de un segundo proyecto. Una amnistía general que podría perdonar a los participantes del ataque a las instituciones el 8 de enero de 2023. Ese texto también contempla el caso del propio Bolsonaro, condenado la semana pasada por la Corte Suprema.
El senador Flavio Bolsonaro, hijo del exmandatario, defendió la medida en el recinto: «Necesitamos pasar esta página de nuestra historia y aprobar la amnistía». El oficialismo, encabezado por el presidente Lula, prometió resistir la iniciativa. El mandatario aseguró que vetará cualquier intento de perdón. Y calificó al proyecto de blindaje como un “asunto frívolo” que no debería ocupar la agenda parlamentaria.