El PRO atraviesa horas de tensión política luego de la derrota electoral en la Provincia de Buenos Aires (PBA) y el creciente malestar interno por la alianza con La Libertad Avanza (LLA). Dirigentes de peso como Gisela Scaglia, María Eugenia Vidal y Jorge Macri ya pidieron revisar el acuerdo, mientras que desde el entorno de Mauricio Macri se habla de “estafa”. Según reveló Infobae, la discusión expone la fragilidad del vínculo con Javier Milei y anticipa una redefinición del rol del partido amarillo de cara a noviembre.
La vicegobernadora de Santa Fe, Gisela Scaglia, fue la primera en encender la chispa. A través de un mensaje en un grupo de WhatsApp con presidentes provinciales del PRO, propuso repensar la relación con el oficialismo libertario tras las elecciones nacionales. El gesto cayó mal entre los dirigentes que firmaron la alianza en Buenos Aires, aunque reflejó una inquietud creciente: la pérdida de identidad partidaria y los magros resultados en distritos clave.
En el análisis interno conviven dos miradas. Para algunos referentes, el PRO perdió color propio en la boleta y apenas logró retener siete de las doce bancas que ponía en juego. Para otros, el saldo no es tan negativo: “No es que de 12 sacamos 7, sino de uno probable según las encuestas. Metimos siete”, defendió un dirigente bonaerense. El debate, lejos de cerrarse, profundizó las diferencias en la cúpula del partido.
En paralelo, los armadores provinciales reconocieron fallas graves en la campaña. Señalaron problemas de fiscalización, debilidades en la construcción territorial y la falta de épica en una elección atravesada por el protagonismo presidencial. “Hubo fallas en el armado, en la construcción, en la campaña. Hubo problemas estructurales y económicos. Resolver la fiscalización no alcanza”, admitió uno de los responsables amarillos.
Autocrítica, mesa política y el silencio de Macri
Tras el golpe electoral, la Casa Rosada convocó a Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro a una mesa de conducción liderada por Karina Milei. Fue la primera instancia de diálogo ampliado con socios electorales en más de diez provincias. Allí se planteó la necesidad de mayor coordinación, de cuidar la fiscalización y de apostar a un perfil menos confrontativo. “Hace falta menos rock and roll y más política”, resumió un armador provincial.
Mauricio Macri, sin embargo, se mantiene en silencio. El expresidente no participó de la campaña, no mostró gestos hacia los candidatos aliados y, según su entorno, está molesto con la conducción libertaria. Patricia Bullrich, actual ministra de Seguridad y exlíder del PRO, pidió públicamente una mayor participación del fundador del partido. Pero desde su círculo son escépticos: “No va a pasar, el Presidente hace todo lo que le dice la hermana; no habrá apertura”.
Mientras tanto, el peronismo observa con atención el reacomodamiento opositor. Para los sectores que defienden la continuidad de la alianza PRO–LLA, cualquier ruptura antes de octubre sería funcional al kirchnerismo. “No se le puede entregar el auto prendido, con las llaves puestas, al peronismo”, advirtió un dirigente bonaerense.
Macri, Larreta y un café cargado de simbolismo
El debate interno coincidió con una postal inesperada: Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta se cruzaron en un café de Avenida del Libertador. Ambos sectores aseguraron que fue “de casualidad” y que apenas se saludaron. Sin embargo, la escena tuvo valor simbólico en un momento donde el PRO discute su identidad y su futuro, entre el enojo con Milei y la necesidad de sostener su propio espacio político.
Un discurso claro del Presidente @JMilei: hubo una derrota electoral y se corregirá lo que haya que corregir, pero el rumbo del pais está firme.
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) September 8, 2025
Como el primer día, seguiremos trabajando para los argentinos de bien.
Hay mucho esfuerzo puesto como para volver atrás: o La…