En plena tormenta política por los audios que involucran a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, salió a poner un límite en un terreno sensible: la libertad de expresión. “Si no hay libertad de expresión no hay argumentos. Es central para la democracia, por más que no nos guste lo que se diga”, advirtió el juez supremo.
El magistrado habló este miércoles en un encuentro organizado por la Fundación Mediterránea, donde evitó pronunciarse directamente sobre la denuncia del Gobierno contra periodistas, pero dejó un mensaje claro al Ejecutivo: “La jurisprudencia de la Corte es muy clara y no ha cambiado. Ni va a cambiar”.
El trasfondo: audios, espionaje y denuncias
La controversia se desató luego de la decisión del Gobierno de denunciar penalmente a periodistas para frenar la difusión de los audios grabados en la Casa Rosada, donde la hermana del Presidente aparece mencionada en presuntos pedidos de coimas vinculados a la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS).
El Ejecutivo habló de una “operación de inteligencia ilegal” destinada a desinformar y condicionar el proceso electoral en la provincia de Buenos Aires. La presentación recayó en el Juzgado Federal N°12, a cargo del magistrado subrogante Julián Ercolini. Y con la fiscalía de Carlos Stornelli designada para llevar adelante la investigación por espionaje ilegal.
La Justicia ya interviene
La denuncia presentada por el Ministerio de Seguridad, encabezado por Patricia Bullrich, fue impulsada este martes por el fiscal Stornelli. Quien deberá definir las primeras medidas de prueba para intentar reconstruir cómo se filtraron las grabaciones y quiénes están detrás de la maniobra.
En paralelo, la decisión oficial de avanzar contra periodistas provocó un fuerte rechazo en el ámbito judicial y académico. Donde se recordó que la libertad de prensa tiene un lugar central en la doctrina constitucional argentina. Con su advertencia, Lorenzetti buscó ratificar ese principio en medio de un clima de máxima tensión política.