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ESPECTÁCULO

«Se puso a llorar»: Inesperado, Tití Fernández recordó la vez que hizo emocionar al Indio Solari

 

Tití Fernández contó el fanatismo de su hija por el artista.

 
Tití Fernández
El periodista rememoró su encuentro con el cantante.

El mundo del espectáculo quedó conmovido, luego de que Tití Fernández visitara Canal Nueve para charlar con Andrea Rincón en su programa. En este sentido, el periodista deportivo contó como fue su encuentro con el Indio Solari, luego del fallecimiento de su hija Soledad, en el año 2014. En este sentido, Fernández aseguró que su hija era fanática del artista y pudo transmitirle todo eso al intérprete.

A través del programa «Con Todo Respeto», Tití Fernández comenzó contando el fanatismo que su hija tenía por el líder de Los Redondos. En este aspecto, expresó: «Ella tenía en el teléfono y en la compu la foto del Indio Solari. Era su referente. Venía y me zampaba al Indio, lo escuchaba todo el día. Y yo le decía: “Y dale con el Indio, y dale con el Indio”. Y ella me respondía: “Papá, qué bol… sos, no entendés un carajo”».

Posteriormente, Tití Fernández reveló que tras su fallecimiento, con su esposa, buscaron honrar cada uno de los espacios que supo transitar su hija. Además, manifestó: «Cuando Sole falleció, mi mujer le quiso hacer como una especie de homenaje a Sol. Entonces quiso ir a todos los lugares a donde iba nuestra hija», aseveró.

Por otro lado, Tití Fernández aseguró que esa idea los llevó a uno de los recitales del Indio Solari en Mendoza. Puntualmente, declaró: «Me dijo: “Me voy con Luisito a Mendoza a ver al Indio Solari”. Entonces yo pienso, 150.000 personas, los recitales del Indio son un quilombo y me dije: “No la puedo dejar ir sola. Yo te voy a acompañar”».

Finalmente, Tití Fernández aseguró que al final del concierto, el Indio lo invitó a visitarlo en el hotel donde paraba. Por último, agregó: «Me lo presentan y le digo que estoy acostumbrado a ir a espectáculos de 80, 100.000 personas todos los fines de semana. Ahora, lo que vi hoy no lo vi nunca en mi vida. Tenía razón Sol. Le conté la historia de cuando ella me repetía. Entonces comencé a tocarle el pecho y le dije: “Vos acá adentro, debés tener algo muy, muy grande. Porque para ver lo que yo vi hoy, tenés que ser muy groso”. Entonces el tipo me dice: “Me estás haciendo mariconear”. Se puso a llorar, se dio media vuelta y se fue».