La tensión cambiaria de la semana pasada dejó coletazos en las góndolas. Supermercados del Interior y almacenes advirtieron que recibieron nuevas listas de precios con subas de hasta 9%, pese a que el dólar encadena tres días consecutivos de baja tras el alivio financiero que trajo la asistencia de Estados Unidos y la liquidación de divisas del agro gracias a la eliminación temporal de retenciones.
En un comunicado conjunto, la Cámara Argentina de Supermercados (CAS) y la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA) reclamaron a los proveedores que “retrotraigan los incrementos” y exigieron “prudencia” para evitar trasladar a los consumidores aumentos que calificaron de injustificados y especulativos.
“Erradicar el hábito de aumentar por las dudas”
“Debemos erradicar el viejo hábito de aumentar ‘por si acaso’. Seguiremos actuando como ‘escudo protector’ para que los clientes sigan confiando en nosotros”, subrayaron desde el sector.
Los supermercadistas remarcaron que la mayoría de las empresas actuó con responsabilidad y no modificó precios ante la caída de la demanda, aunque señalaron con dureza a rubros como aceiteras y yerbateras, que aplicaron subas generalizadas.
Caída del consumo y advertencias al Gobierno
El argumento central de las cámaras es que el consumo ya viene golpeado: según Scentia, en agosto cayó 1,9% respecto de julio. “A quienes aumentaron para cubrirse de las fluctuaciones cambiarias, les pedimos que retrocedan, porque el mercado no reconocerá aumentos injustificados”, enfatizaron.
En paralelo, reclamaron al Gobierno medidas concretas para defender el poder adquisitivo, impulsar el consumo interno e incentivar la inversión y el empleo, al tiempo que pidieron encarar reformas estructurales en materia impositiva y laboral.
“No generamos desabastecimiento, todo es reemplazable”
El presidente de FASA, Víctor Palpacelli, explicó que “la mayoría de las cadenas se resistieron a trasladar los incrementos” y advirtió que “el límite es el stock”. Según relató, hubo aumentos puntuales de hasta 9% en galletitas, aceites y productos de limpieza, aunque solo se aceptaron ajustes de hasta 2%.
En la misma línea, Fernando Savore, vicepresidente de la Federación de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires (FABA), sostuvo: “Hace un mes alertamos que empresa que aumenta, empresa a la que no le vamos a comprar. Nos volcamos a distribuidoras que compiten con los grandes jugadores. No generamos desabastecimiento porque todo es reemplazable”.
Diferencias con las grandes cadenas
Mientras tanto, la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), que nuclea a las principales cadenas de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, aclaró que no recibieron nuevas listas en los últimos días. Desde las empresas de consumo masivo también señalaron que, en su mayoría, los precios se mantuvieron sin modificaciones.
El contraste revela la presión diferencial sobre los supermercados del Interior y los almacenes barriales. Y que muchas veces deben negociar de forma directa con proveedores medianos y grandes distribuidores.
Un escenario abierto antes de las elecciones
El trasfondo es claro: el Gobierno intenta consolidar la calma cambiaria en la previa a las elecciones legislativas del 26 de octubre. Sin embargo, enfrenta el desafío de sostener el poder de compra en un mercado que muestra señales de retracción.
En ese contexto, el mensaje de los supermercadistas y almaceneros fue contundente: “Con el dólar en baja, no debe haber cambios de precios”. Y anticiparon que no convalidarán aumentos que no tengan justificación real, marcando un límite en medio de la incertidumbre económica y política.