El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, detalló que el Tesoro norteamericano está dispuesto a comprar bonos soberanos, otorgar un crédito stand-by y avanzar con un swap de divisas, similar a los que la Argentina ya firmó con China. El anuncio se conoció después del encuentro entre Javier Milei y Donald Trump en Nueva York, en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas, y fue interpretado como un gesto político de la Casa Blanca para apuntalar a su principal aliado en la región.
El jefe de Estado argentino celebró la decisión y la vinculó con la necesidad de garantizar los vencimientos de deuda previstos para 2025 y 2026. Entre compromisos con organismos internacionales, bonos y letras, la carga financiera supera los USD 20.000 millones.
Qué es un swap y cómo funciona
El swap entre bancos centrales es un acuerdo que permite intercambiar monedas por un tiempo determinado. En este caso, el Banco Central entregaría pesos argentinos a la Reserva Federal y recibiría dólares a cambio, con el compromiso de devolverlos al vencimiento del contrato más los intereses pactados.
En la práctica, el mecanismo se utiliza para dar liquidez al sistema financiero, reforzar reservas y estabilizar el mercado cambiario en momentos de tensión. A diferencia de un préstamo clásico, no implica una transferencia definitiva de fondos, sino un intercambio reversible de divisas.
Ventajas y limitaciones
Entre las ventajas de este instrumento se destacan su bajo costo —las tasas suelen ser menores a las del mercado internacional— y el respaldo político que supone contar con el aval directo de Estados Unidos. Sin embargo, no siempre los dólares recibidos son de libre disponibilidad: en algunos casos pueden estar atados a operaciones específicas o a comercio bilateral.
En la experiencia argentina con China, gran parte de los yuanes obtenidos solo podían utilizarse para pagar importaciones provenientes de ese país, aunque en determinadas circunstancias también sirvieron como apoyo contable a las reservas internacionales.
La mirada de Washington
Bessent subrayó que la administración republicana está dispuesta a acompañar a la Argentina. Eso sí en la medida en que se mantenga “una política económica inflexible” y se evite la volatilidad en el mercado cambiario. El funcionario también advirtió sobre los riesgos de la influencia china en América Latina. Especialmente, marcando que un eventual acuerdo tendría una lectura tanto financiera como geopolítica.
El anuncio de Estados Unidos busca despejar dudas sobre la capacidad del Gobierno para afrontar sus compromisos y enviar una señal de confianza a los mercados. En ese sentido, la sola confirmación del swap provocó una reacción positiva en los bonos argentinos y una caída inmediata en el riesgo país.
Antecedentes y expectativas
El caso más recordado del uso del Fondo de Estabilización del Tesoro (ESF) fue el de México en 1995. Cuando recibió un paquete de USD 20.000 millones que le permitió superar la «Crisis del Tequila” y devolver los fondos en apenas dos años. Esa experiencia es vista como un antecedente favorable para la Argentina, aunque con la condición de que se acompañe con disciplina fiscal y monetaria.
Por ahora, no se conocen los plazos ni las condiciones exactas del acuerdo. Lo cierto es que, de concretarse, el swap podría ser una de las piezas centrales de la estrategia financiera del Gobierno para transitar los próximos meses sin sobresaltos cambiarios.