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SOCIEDAD

Trump y la industria del vino en medio de hostilidades financieras

 

Un recorrido a través de los antecedentes, las causas y las consecuencias de los polémicos aranceles establecidos por el presidente Donald Trump a la industria del vino de Europa.

 
Trump

Desde la primera gestión del presidente Trump en Estados Unidos, el tira y afloja de diversas hostilidades financieras es noticia. Durante todo este tiempo, la industria del vino y bebidas alcohólicas se ha mantenido firme en el centro del conflicto. El primer golpe llegó en 2018. Tras el fracaso de las negociaciones sobre el acero y el aluminio, la Unión Europea impuso un arancel de represalia al whisky estadounidense. En respuesta, el gobierno de Donald Trump anunció una serie de aranceles desorbitados. Por supuesto, el espíritu mantiene su carácter de represalia y muchos de ellos afectan a bebidas producido en el Reino Unido y la Unión Europea.

Vinos y espumantes

Los productores de Champagne, destiladores de whisky, restauradores e importadores de ambos lados del Atlántico aún sufren las consecuencias. A pesar del daño generalizado, el debate sobre aranceles se reanudó con la tercera candidatura presidencial de Trump. En cuanto regresó al Despacho Oval a principios de 2025, subió la temperatura, con anuncios oficiales que declaraban aranceles del 25%, 50% y 200%.

Durante todo este proceso, los productores de whisky escocés, los de Champagne, los destiladores de bourbon, los tequileros mexicanos y los importadores, vendedores y consumidores se han visto sometidos a un período continuo de negociación, cambios, preocupación y caos. A principios de este mes, los aranceles de Trump entraron en vigor oficialmente. Para ayudar a comprender la situación actual y el futuro, presentamos la cronología completa de la actual crisis de aranceles globales (junto con un poco de contexto histórico) y cómo afecta a la industria del vino y las bebidas espirituosas.

Los primeros antecedentes

Los aranceles afectaron por primera vez a la industria alcohólica estadounidense después de la Guerra de la Independencia, con un gravamen sobre todas las bebidas destiladas importadas y de fabricación estadounidense para ayudar a pagar la deuda nacional. El gobierno federal implementó aranceles similares después de la Guerra Civil (cuando hasta el 40 % de los ingresos del gobierno provenían de impuestos al alcohol) durante la Prohibición, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial para ayudar a la reconstrucción del país.

En 1994, El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) dicta que los vinos y licores estadounidenses, mexicanos y canadienses pueden cruzar la frontera sin implicaciones fiscales. Tres años después, se dio un acuerdo comercial similar entre Estados Unidos y la Unión Europea. Gracias a él, el whisky y el vino estadounidenses, así como los grandes vinos europeos, podrán cruzar el océano sin pagar aranceles.

Durante el primer mandato del presidente Donald Trump, en 2018, una disputa sobre el aluminio y el acero desencadenó una guerra arancelaria de amplio alcance. En respuesta a los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio, la Unión Europea impuso un arancel de represalia del 25 % al whisky estadounidense. México también implementó un arancel de las mismas características. Al año siguiente surge otro conflicto. Estados Unidos implementa un arancel de represalia del 25%. Esta vez específicamente sobre los vinos franceses, los whiskys de malta escoceses, el whisky irlandés y los quesos italianos. También se vieron afectados los vinos tranquilos de Alemania, España, Francia y Gran Bretaña. Principalmente, el Chablis y el Riesling de Alsacia.

La gestión de Biden

Seis meses después de que el presidente Trump dejara el cargo por primera vez, EE. UU., el Reino Unido y la UE acuerdan suspender los aranceles relacionados con las disputas Boeing-Airbus en la OMC durante cinco años. Durante los dos años siguientes, bajo la presidencia de Biden, se resolverán todos los aranceles.

La Unión Europea, efectivamente, suspende los aranceles de represalia sobre el whisky estadounidense en marzo de 2022, mientras que el Reino Unido elimina sus aranceles sobre esta categoría en junio de 2022. Si bien la crisis arancelaria puede haber terminado, por ahora, sus consecuencias aún repercuten en la industria. Durante el período de tres años, a partir de 2018, las exportaciones de whisky estadounidense cayeron un 42 %, mientras que las importaciones de whisky escocés disminuyeron casi un 38 %.

Los últimos meses de Trump

El 7 de agosto de 2025 entran en vigor nuevos aranceles. La Unión Europea, Nueva Zelanda y Japón están sujetos a un impuesto del 15%, y Sudáfrica, del 30%. Canadá está sujeto a un arancel del 35%, aunque este no aplica a las bebidas alcohólicas. Los profesionales del sector están decepcionados. “Este es un momento inestable para la industria gastronómica estadounidense, con la desaceleración de las ventas de bebidas espirituosas y el aumento de los costos de los alimentos y la mano de obra”, afirma Chris Swonger, presidente y director ejecutivo del Consejo de Bebidas Espirituosas Destiladas. “Estos nuevos aranceles más altos para las bebidas espirituosas de la UE agravarán aún más los desafíos que enfrentan los restaurantes y bares de todo el país”.

Actualmente, los productores de vino, importadores y, dueños de restaurantes y de bares están devastados. Aunque es mucho menor de lo que se amenazó inicialmente, incluso un 15% es una noticia catastrófica para el balance final. A pesar de todas las idas y venidas, estos aranceles recién implementados no son definitivos. A principios de septiembre, el Tribunal de Apelaciones de EE. UU. dictaminó que la mayoría de los aranceles de la administración Trump son «inválidos por ser contrarios a la ley», es decir, ilegales. Se mantienen vigentes mientras el caso avanza hacia la Corte Suprema para nuevas deliberaciones.