Mirtha Legrand volvió a marcar tendencia en una nueva emisión de La Noche de Mirtha (El Trece). Lo hizo con un look que reafirmó su sello inconfundible. La diva eligió un conjunto confeccionado en materiales nobles y con detalles que volvieron a posicionarla como referente indiscutida del glamour televisivo.
El inesperado look de Mirtha Legrand
Mirtha lució una falda de tafetán negro de silueta amplia y caída impecable, ceñida a la cintura con un maxicinturón y un lazo frontal que aportó dramatismo y presencia escénica. De largo al piso y con brillo sobrio, la prenda captó la luz del estudio sin estridencias, logrando una imagen impactante y refinada.
Para acompañar la falda, Mirtha optó por una blusa de organza blanca bordada, también firmada por Iara. La transparencias sutiles y el delicado bordado floral aportaron una impronta romántica y artesanal. Las mangas abullonadas, los puños anchos y el cuello camisero reforzaron la estructura del atuendo, mientras que la abotonadura forrada al tono completó un conjunto pensado hasta en los detalles más pequeños.
La elección de accesorios fue precisa: joyería discreta, maquillaje suave en tonos luminosos. Optó por un peinado clásico con volumen y ondas, que enmarcó el rostro y le sumó frescura ante cámara. El estudio, ambientado con tonos dorados, celestes y arreglos florales, potenció la atmósfera de elegancia y tradición que acompaña su figura desde hace décadas.
Pero el glamour no fue el único protagonista. En su mesa se sentaron Roberto Moldavsky, Martín Seefeld, Eleonora Wexler y Muriel Santa Ana, en una conversación donde se cruzaron humor, teatro, oficio y anécdotas compartidas. Moldavsky habló del fenómeno de El Método Moldavsky en el Teatro Apolo, mientras que Seefeld y Wexler repasaron su trabajo conjunto en Los Pilares de la Sociedad, y Santa Ana aportó reflexiones y humor desde su rol en La Gaviota en el Complejo Teatral de Buenos Aires.
Entre brindis, miradas cómplices y la conducción filosa y empática de Mirtha, la noche se transformó en un encuentro donde la tradición televisiva se combinó con la escena cultural actual. Una vez más, Legrand demostró que su presencia no solo viste la pantalla: la define.
