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ECONOMÍA

Dólar en la mira: las 5 cartas que el Gobierno puede jugar para llegar sin sobresaltos a las legislativas

 

Los comicios de medio término definirán el margen político de Milei y el diseño de su programa económico. En las 15 ruedas que quedan, el equipo de Caputo apuesta a dólares frescos, ventas controladas y derivados para enfriar expectativas.

 
Gobierno

Faltan 15 jornadas cambiarias para las elecciones del 26 de octubre, que ordenarán el Congreso y, con eso, la viabilidad del plan de reformas. Tras el traspié en Buenos Aires y la volatilidad de septiembre, el oficialismo busca sostener al dólar dentro de las bandas como señal de control y credibilidad. El recuerdo de 2018–2019 sobrevuela al mercado, aunque el cuadro político no es el de un cambio de gobierno ya descontado.

En ese marco, el dólar mayorista ronda $1.424,50, a unos 4% del techo de intervención, y las últimas semanas mostraron ventas del BCRA por más de USD 1.100 millones, ingresos del agro bajo retenciones cero hasta agotar el cupo de USD 7.000 millones, y el anuncio de respaldo desde EE.UU.

Qué ya se probó (y funcionó a medias)

El Gobierno combinó pragmatismo e improvisación: acuerdo con el FMI por USD 20.000 millones, dos colocaciones del Bonte 2030 (USD 1.000 millones) y, cuando el dólar tocó la banda, ventas oficiales. La “bala de plata” fue doble: apoyo político-financiero de Washington y quita temporal de retenciones para acelerar liquidaciones. Eso aplanó la suba, pero exigió ventas y restó margen para recomponer reservas.

Las 5 alternativas para contener al dólar hasta las elecciones

1) Señal externa y timing: reunión Caputo–Bessent.
La carta central es transformar el apoyo político en flujo concreto. Cualquier anuncio tras el encuentro en Washington (líneas de liquidez, garantías o cronograma de desembolsos) puede anclar expectativas desde el lunes 6 y ensanchar el “colchón” defensivo cerca del techo de bandas.

2) “Muralla” del Tesoro en el contado.
Con más de USD 2.000 millones absorbidos de exportadores, el Tesoro puede ofertar dólares directamente en el mercado para desinflar picos de demanda. La táctica: dosificar ventas para marcar precio, evitar gaps y estirar munición hasta el 26-O.

3) Defensa en la banda superior.
Si el tipo de cambio perfora $1.482, el BCRA queda habilitado a vender sin esterilizar. Es un freno rápido, a costa de reservas netas. La clave es calibrar intervenciones: contundentes para frenar corridas intradía, pero no tan grandes como para vaciar el arsenal.

4) Derivados y “dólar seguro” para absorber pesos.
El Central se “stockeó” con bonos dollar linked (~USD 7.000 millones nominales). Al venderlos, ofrece cobertura cambiaria a privados, chupa pesos y reduce presión sobre el MULC sin desprender reservas. Complementa con posiciones en futuros para aplacar la expectativa de devaluación.

5) Multilaterales como red de contención.
Adelantos del Banco Mundial y BID (anunciados por ~USD 7.900 millones entre próximos meses y 15 meses) robustecen reservas brutas y el relato de financiamiento puente. Su efectividad depende de garantías y del aval político de EE.UU./FMI.

Qué mira el mercado (y qué descarta)

Operadores descuentan que cualquier redefinición profunda del régimen (flotación más libre y recompras de reservas) quedará para después de octubre. Hasta entonces, la “microcirugía” serán ventas dosificadas, manejo de expectativas y uso quirúrgico de derivados. El otro riesgo es la demanda importadora concentrada en picos, que acelera el uso de divisas y obliga a más intervenciones.

El FMI ratificó el foco: acumular reservas, ancla fiscal firme y apoyo político amplio para sostener la desinflación. El oficialismo apuesta a que un resultado que le mejore la gobernabilidad reduzca el premio por riesgo en la curva en pesos, alivie tasas y afloje la dolarización defensiva preelectoral.

Qué sería una “transición ordenada” hasta el 26-O

  • Dólar mayorista oscilando dentro de la banda con intervenciones puntuales.
  • Volumen moderado (sin picos de USD 900 M) y menor “cola” importadora.
  • Reservas estabilizadas por multilaterales/tesoro y menor sacrificio neto del BCRA.
  • Curva en pesos con tasas sin sobresaltos y mejor rollover.
  • Comunicación oficial alineada: “sin cepos nuevos” y “sin saltos discrecionales”.

El manual para las próximas tres semanas es de administración fina: más bisturí que hacha. Si la política acompaña y la munición alcanza, el Gobierno puede llegar con el dólar contenido. El día después dependerá, como siempre, de la aritmética parlamentaria y del margen para rediseñar el régimen cambiario sin volver a encender expectativas.