El Estado nacional destinará en 2026 apenas el 0,75% del PBI a educación, según el proyecto de Presupuesto que el Ejecutivo presentó en el Congreso. La cifra implica que el gasto nacional en el sector se redujo a la mitad del nivel registrado en 2016, cuando alcanzaba el 1,52% del producto.
Actualmente, la Nación financia el 25% del gasto educativo total, mientras que las provincias cubren el 75% restante, también afectadas por la contracción de recursos. En conjunto, el sistema educativo argentino enfrenta su menor nivel de inversión en dos décadas.
Caída sostenida del financiamiento
De acuerdo con el informe de Argentinos por la Educación, elaborado por los economistas Javier Curcio, María Sol Alzú y Martín Nistal, la recuperación proyectada para 2026 —entre 4,4% y 8% real frente a 2025— no alcanza para revertir la pérdida del 49,1% registrada desde 2023.
En pesos constantes de 2025, la Nación destinará este año $6,2 billones a educación y cultura, frente a los $12,3 billones de 2023. La proyección para 2026 eleva el gasto a $6,8 billones, pero aún muy por debajo del pico de $12,9 billones de 2015, cuando la inversión nacional llegó al 1,59% del PBI.
Una década de retroceso
El gasto educativo mostró estabilidad entre 2013 y 2017, una caída entre 2018 y 2020, y una contracción profunda en 2024 y 2025. Para 2026, el Gobierno proyecta mantener un piso histórico, luego de los niveles más bajos de los últimos 20 años: 0,73% en 2025 y 0,88% en 2024.
“Se observa una reversión de más de dos décadas de inversión educativa”, señaló Curcio, aunque admitió que podría iniciarse una recuperación leve si se cumplen las metas fiscales e inflacionarias del Presupuesto.
La meta del 6% y la responsabilidad compartida
El proyecto oficial también prevé derogar el artículo 9 de la Ley de Educación Nacional, que desde 2006 exige destinar al menos el 6% del PBI a educación entre Nación y provincias, un objetivo cumplido solo en 2015.
Esa caída es compartida: los salarios docentes —que representan el 90% del gasto provincial— bajaron más del 40% en la última década en Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, según el economista Alejandro Morduchowicz.
“Hace falta reconstruir el consenso político en torno al financiamiento educativo, con reglas claras y previsibilidad”, sostuvo Curcio, que pidió un acuerdo federal que reinstale la prioridad de la educación y la ciencia en la agenda pública.
Universidades y alfabetización en foco
Dentro del presupuesto, la Secretaría de Educación registrará un aumento de entre 0,1% y 3,6% real, según la inflación proyectada por el Gobierno o el Banco Central. La cartera se ubica cuarta entre las dependencias con mayor incremento nominal (17,9%), detrás del Ministerio de Desregulación, las Obligaciones del Tesoro y el Ministerio de Capital Humano.
Las universidades nacionales concentrarán el 77% del presupuesto educativo, 2,1 puntos menos que en 2025. El proyecto no contempla la Ley de Financiamiento Universitario N.º 27.795, suspendida por decreto. Lo que motivó reclamos judiciales del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y de la UBA. El sector denuncia una pérdida salarial del 30% desde 2023.
El Plan Nacional de Alfabetización
La segunda partida más relevante será el Plan Nacional de Alfabetización, con el 9,2% de los recursos y un crecimiento real superior al 60%. En 2026, el 82,1% de esos fondos se destinará a ampliar la jornada escolar, política lanzada en 2022 como “Hora más” para reforzar Lengua y Matemática en escuelas primarias.
Sin embargo, otras líneas del plan, como formación docente (-25,2%), materiales educativos (7,8%) y promoción de la lectura (0,8%), tendrán incrementos nominales inferiores a la inflación.
Becas, formación docente e infraestructura
Las becas estudiantiles, tercera partida del área, recibirán 5,8% del presupuesto total. Según el observatorio Imaginar y Transformar, las Becas Progresar perdieron 78% en términos reales desde 2023. Con una reducción del 37% de beneficiarios y montos congelados en $35.000.
Las acciones del Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD) crecerán apenas 2,7% interanual. Mientras que el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) sufrirá una caída del 49,6% en innovación y desarrollo. La inversión en infraestructura y equipamiento educativo se reducirá 62,9%, eliminando fondos para refacciones, ampliaciones y equipamiento universitario.
Opiniones divididas
“El Presupuesto 2026 refleja una transición hacia un equilibrio fiscal sostenible. El desafío es pasar de un ajuste rudimentario a uno de calidad”, sostuvo Osvaldo Giordano, presidente del IERAL.
Para el economista Santiago Bulat, el rumbo es positivo: “Tras el shock inicial de ajuste, comienza una etapa de priorización del gasto. Donde lo importante no es cuánto se invierte, sino cómo se utiliza”.
En contraste, el docente e investigador Juan Ignacio Doberti advirtió sobre “la consolidación del desfinanciamiento educativo”. Mientras que Jorge Lo Cascio alertó que el recorte en infraestructura “profundiza las desigualdades y limita la alfabetización digital necesaria para el siglo XXI”.
