“Hay charlas pendientes que van a ocurrir después de las elecciones”. La frase, dicha por un alto funcionario de la Casa Rosada, sintetiza el clima dentro del Gobierno de Javier Milei, que se prepara para una reestructuración interna luego de los comicios legislativos del 26 de octubre. El Presidente evalúa cambios en el Gabinete, el ingreso formal de Santiago Caputo y la redefinición de los vínculos con el PRO y los gobernadores aliados.
La dinámica actual del Gobierno recuerda a la crisis de abril y mayo del año pasado, cuando la desconfianza en Nicolás Posse derivó en su salida como jefe de Gabinete y en una nueva distribución del poder: Karina Milei quedó al mando del partido nacional, Guillermo Francos asumió la coordinación política y Santiago Caputo concentró la estrategia comunicacional y la planificación electoral.
Durante meses, ese esquema funcionó. Pero los primeros comicios provinciales marcaron el inicio de una tensión creciente entre el “karinismo” y el “caputismo”, en especial por los armados locales y la relación con los legisladores. “El proyecto de Milei tenía dos empresas: el partido y el gobierno. Lo que parecían compartimientos separados, para Santiago debían confluir”, explicó una fuente del oficialismo.
Hoy, la mayoría de los ministros coincide en que esa estructura está agotada. “El Presidente tendrá que redefinir qué competencias tendrá cada uno y si mantiene los equilibrios actuales”, reconocen en Balcarce 50.
Francos, Caputo y la pulseada por la conducción política
En la Rosada aseguran que Guillermo Francos se mostró dispuesto a dejar su cargo si Milei considera que el jefe de Gabinete debe ser Santiago Caputo, aunque sus allegados lo niegan. “Está cansado de las internas, pero sigue siendo el hombre de confianza para los gobernadores”, señalan cerca del ministro del Interior.
El asesor presidencial, por su parte, mantiene una influencia transversal en áreas sensibles del Ejecutivo y no descarta asumir un cargo formal. “Hará lo que decida el Presidente”, repiten en su entorno. Su eventual ingreso marcaría el rumbo de la segunda etapa del Gobierno: si se prioriza el diálogo con el Congreso o la línea más ideológica.
Milei busca equilibrio y nuevos interlocutores
En la Casa Rosada descartan una victoria o derrota rotunda de las facciones internas. “No habrá ganadores ni perdedores, sino un equilibrio forzado”, anticipan. Milei planea reunir a su cúpula apenas pasadas las elecciones para recomponer la unidad y definir la agenda legislativa de 2026.
En esa línea, el Presidente evalúa ampliar la base de sustentación política. Los contactos con el PRO se mantienen activos a través de Cristian Ritondo y Mauricio Macri, con quien Milei dialoga frecuentemente. “Macri entiende que la nueva etapa exige una mayoría más amplia”, dijo un funcionario libertario, tras el mensaje del expresidente en redes donde habló de una “coalición para el futuro”.
Los gobernadores y la relación con las provincias
El vínculo con los gobernadores será otro eje clave. La mesa federal que integran Francos, Lisandro Catalán y Luis Caputo retomará reuniones con mandatarios aliados luego de los comicios. La prioridad es fortalecer los lazos con Entre Ríos, Mendoza y Chaco, provincias gobernadas por Rogelio Frigerio, Alfredo Cornejo y Leandro Zdero, respectivamente.
Además, la Rosada busca recomponer relaciones con Rolando Figueroa (Neuquén), Alberto Weretilneck (Río Negro) y Gustavo Sáenz (Salta), mandatarios que se mantuvieron dialoguistas pero distantes tras las últimas tensiones fiscales. “La idea es abrir una nueva etapa de federalismo en serio”, prometió Milei este sábado en Radio Mitre, al confirmar que impulsará competencia tributaria entre provincias.
Expectativas electorales y cierre de campaña
En los últimos días, el oficialismo intensificó la polarización con el kirchnerismo para retener votantes desencantados. En la Casa Rosada confían en que la diferencia con Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires se redujo a un dígito y que a nivel nacional hay paridad.
Milei cerrará la campaña el jueves en Rosario, tras recorrer Córdoba y visitar Tucumán y Santiago del Estero. La estrategia es mantener un perfil alto en distritos donde La Libertad Avanza compite por bancas claves. “Creemos que Santa Fe puede darnos un batacazo”, admitió un estratega libertario en referencia a la candidatura de Agustín Pellegrini, quien disputa voto a voto con la vicegobernadora Gisela Scaglia.
Pase lo que pase en las urnas, el Presidente planea anunciar los cambios del Gabinete en noviembre. En su entorno aseguran que será una “reorganización técnica y política” para iniciar la segunda etapa de su gestión con una consigna central: más control, más orden y menos ruido interno.