La influencer Camilota se convirtió en tema de conversación tras difundirse en redes sociales una secuencia de mensajes privados junto a una joven a quien muchos señalan como su nueva pareja. El punto de arranque fueron imágenes en un jacuzzi, donde la actitud relajada frente a la polémica generó especulaciones. Bajo esa presión, la influencer decidió responder con parte del chat para dar su versión de lo sucedido.
En los mensajes que hizo públicos, Camilota muestra que la otra parte le pide permiso para arreglarse para verla y repite frases de cariño que, según muchos, van más allá de una amistad. Ante esto, ella aclaró que la chica es sólo “amiga, la que me invitó al spa” y añadió con ironía “¿Algo más quieren saber? Ja, ja, ja”.
La polémica no se limitó a las críticas sobre su vínculo sentimental, sino que se extendió hacia la forma en que supuestamente había utilizado las donaciones que recibió a propósito de la salud de su hermano Thiago Medina.
En su descargo, Camilota aseguró que su “conciencia está tranquila” y que siempre actuó con amor, más allá de lo que se dice. Con todo esto, expresó su molestia por las acusaciones: “Puedo soportar muchas cosas, pero no que manchen mi nombre sin saber la historia”.
En este sentido, Camilota se encontró en medio de una doble tensión: por un lado, los rumores del romance; por otro, la acusación de uso indebido de fondos solidarios. En ese contexto, su elección de mostrar parte de la conversación puede interpretarse como un intento de retomar el control de su historia.
Por su parte, quienes la cuestionan sostienen que el compartir imágenes de relax mientras se acumulan dudas sobre el manejo de donaciones resulta problemático. La influencer, por el contrario, argumenta que hay un dolor detrás de las luchas que pocos conocen y que la verdad se verá con el tiempo. Así, este episodio se convierte tanto en un capítulo de exposición personal como en una reflexión sobre la vulnerabilidad ante la mirada pública.
Ahora bien, tras el episodio de los chats y las imágenes, se revela la tensión entre la vida pública y la privada en la era de las redes. Y es que Camilota no solo lidia con rumores sentimentales, sino con una necesidad de justificar su conducta por el simple hecho de tener un espacio en la farándula argentina.

