La repentina suspensión de la cuenta de Instagram de Coty Romero provocó una profunda crisis personal y profesional. La ex Gran Hermano, que vive en Buenos Aires pero es oriunda de Corrientes, depende económicamente de su actividad en redes sociales y expresó su angustia por la pérdida de su principal medio de trabajo.
Las declaraciones de Coty Romero
“Perdí mi cuenta de Instagram, que es mi fuente principal de ingresos. Me puse muy mal porque lamentablemente fue por hacer los juegos que todos sabemos que están mal”, admitió en TikTok, refiriéndose a la promoción de plataformas de apuestas ilegales. Coty reconoció su error y aseguró que aprendió “por las malas”: “Sabía que estaba mal y que me estaba arriesgando, pero era lo que más pagaba y tenía que mantenerme acá en Buenos Aires. No lo voy a hacer más”.
La influencer explicó que la situación la afectó emocionalmente y que teme tener que recomenzar desde cero. “Estoy desesperada, anoche estuve llorando, estuve mal y encima tengo que rendir todas estas semanas”, contó visiblemente angustiada. A la par, abrió un nuevo perfil y pidió ayuda a sus seguidores: “Escríbanle a Meta y pidan que me devuelvan la cuenta. Para la gente que trabaja de esto, saben que es muy duro”.
La sanción a Coty Romero se da en medio del avance de las regulaciones sobre el juego online y expone la vulnerabilidad de quienes basan su sustento en las redes sociales. Hasta el momento, Meta no revirtió la suspensión y la cuenta original sigue bloqueada.
En lo personal, Coty también atraviesa un proceso de cambio tras su separación de Nacho Castañares, con quien compartía el programa Fuera de Joda. “Me había separado y no quería repetir la historia de tener que trabajar con mi ex. Aprendí y decidí dar un paso al costado”, contó en el stream El Ejército de la Mañana.
Aun con el dolor del final, la joven aseguró que el vínculo fue una experiencia de crecimiento: “Me duele, hice mi duelo, pero sané y estoy bien. Todas las personas que pasaron por mi vida me enseñaron algo”.
@cotyrommero ? sonido original – M. Constanza Romero
