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POLÍTICA

Gerardo Werthein renunció tras un duro cruce con Karina Milei: tensión y pases de factura

 

El detonante fue un conflicto por el manejo de la relación con Estados Unidos y una serie de decisiones internas en la Cancillería.

 
Gerardo Werthein
Diputados de Unión por la Patria pidieron interpelar al canciller Gerardo Werthein por las declaraciones de Javier Milei sobre las Islas Malvinas. La oposición exige explicaciones en el Congreso y advierte que los dichos del Presidente contradicen el reclamo histórico de Argentina.

La renuncia del canciller Gerardo Werthein sacudió al Gobierno de Javier Milei a solo días de las elecciones legislativas. La salida del diplomático se precipitó tras una fuerte discusión con Karina Milei y en medio de un creciente enfrentamiento con Santiago Caputo, asesor presidencial y futuro integrante del gabinete. Según confirmaron fuentes con acceso a Casa Rosada a TN, el detonante fue un conflicto por el manejo de la relación con Estados Unidos y una serie de decisiones internas en la Cancillería que tensaron el clima dentro del Palacio San Martín.

El funcionario presentó su renuncia ayer, adelantando una decisión que venía evaluando desde hacía semanas. En el entorno del exembajador aseguran que se sintió marginado y desautorizado por la conducción política del Gobierno, especialmente por el rol creciente de Caputo en los vínculos internacionales.

La crisis se desató el sábado pasado, durante una reunión privada entre Werthein y Karina Milei. Según reconstruyeron testigos del encuentro, el canciller buscó expresar su malestar por las interferencias del asesor presidencial. Sin embargo, la conversación escaló rápidamente cuando la hermana del Presidente le advirtió: “Si te vas del gabinete ahora, estás perjudicando enormemente al Presidente”. Werthein respondió que “quien realmente lo estaba perjudicando era ella”, y respaldó su afirmación con ejemplos de decisiones erradas en el último año.

Internas, nombramientos polémicos y fracturas en el Palacio San Martín

Tras ese intercambio, la tensión se volvió insostenible. Werthein abandonó la reunión “montado en cólera”, según describen allegados, y resolvió formalizar su salida el miércoles. Pero el episodio no fue un hecho aislado: venía acompañado de una serie de irregularidades administrativas que generaron incomodidad entre los diplomáticos de carrera.

En los últimos días, distintos sectores de la Cancillería cuestionaron un listado de 80 traslados diplomáticos dispuesto por el ahora exministro. De acuerdo con fuentes internas, cinco de esos nombramientos se habrían realizado “por fuera del proceso de licitación interna”, lo que implica que los funcionarios designados no participaron del concurso correspondiente.

Entre los casos señalados figuran Carolina Eymann, enviada a la Embajada en Washington por pedido político de un gobernador; José Francisco Otegui Álvarez, trasladado a la ONU con el aval de Adrián Menem; y Ariel Zaritzky, reasignado a Estados Unidos pese a haber cumplido funciones allí recientemente, lo que violaría la norma que impide repetir destino en tan poco tiempo. A ellos se suman Christian Machuca, destinado a Brasil, y Sebastián Di Luca, designado en el Reino Unido, ambos con apoyo del diplomático Luis Kreckler, considerado hombre de confianza de Werthein.

Estas decisiones profundizaron el malestar dentro del Ministerio. Y también aceleraron la caída del canciller, que ya estaba bajo presión por la pérdida de protagonismo en la política exterior. En ese sentido, fuentes diplomáticas remarcaron que “Caputo se convirtió en el verdadero interlocutor con Washington”, desplazando a Werthein de su rol.

Una renuncia que expone la interna libertaria

Aunque el comunicado oficial del Gobierno se limitó a informar que la renuncia se daba “por motivos personales”. Sin embargo, la realidad muestra un trasfondo de desgaste y disputas por poder entre tres de las figuras más influyentes del oficialismo.

Bajo ese marco, la salida de Werthein reconfigura el tablero interno del Ejecutivo. Karina Milei refuerza su control político sobre las áreas estratégicas, mientras Caputo consolida su influencia en la agenda internacional. En tanto, el Palacio San Martín enfrenta un nuevo período de incertidumbre, con nombramientos bajo revisión y un cuerpo diplomático dividido entre la obediencia y la crítica.