A una semana de los comicios legislativos, el oficialismo se juega más que un resultado electoral. En medio de la tensión política, económica y cambiaria, el Gobierno necesita consolidar su representación parlamentaria para sostener su plan de reformas y la estrategia de vetos en el Congreso.
El presidente Javier Milei decidió encarar la campaña en términos de polarización y voto útil frente al peronismo, que se reagrupó tras su triunfo en la provincia de Buenos Aires. Desde la Casa Rosada, admiten que el resultado del 26 de octubre será determinante para definir el rumbo político de la segunda etapa de gestión.
Con un contexto complejo —marcado por el respaldo financiero de Donald Trump, el retiro de José Luis Espert de la lista bonaerense y una economía todavía estancada—, el oficialismo enfrenta tres escenarios posibles, según los analistas y consultoras que siguen la evolución de las encuestas.
Escenario 1: la victoria amplia
El panorama ideal para el Gobierno contempla una victoria nacional de La Libertad Avanza (LLA) por encima del 35% de los votos, con buenos desempeños en Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza, y una remontada en territorio bonaerense.
Si eso se confirma, el oficialismo podría alcanzar más de 70 diputados propios y asegurar el tercio de 86 escaños necesarios para sostener los vetos presidenciales, sumando a aliados del PRO y del bloque Liga del Interior. En el Senado, LLA pasaría de 16 a 18 bancas, consolidando un bloque que le permitiría negociar con mayor margen.
Escenario 2: la paridad
La segunda alternativa es un escenario de empate técnico entre LLA y Fuerza Patria, si ambos superan apenas el 32% pero no alcanzan el 35% de los votos.
Para el Gobierno, sería una forma de “salvar la ropa” y preservar la capacidad de veto, con un bloque estimado de 65 diputados, que podría escalar a más de 90 junto al PRO. Sin embargo, no alcanzaría para garantizar el tercio en el Senado, lo que dejaría a Milei con menor margen de maniobra para futuras reformas.
Escenario 3: la derrota nacional
El tercer escenario es el más adverso. Ocurriría si LLA obtiene 30% o menos de los sufragios. Con derrotas en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Chaco y otras provincias donde el peronismo busca recuperar terreno. En ese caso, el bloque libertario quedaría con unos 60 diputados y cerca de 20 senadores, sin posibilidad de bloquear decisiones legislativas clave.
El resultado marcaría un punto de inflexión político: significaría que la estrategia de polarización no alcanzó. Y obligaría al Ejecutivo a profundizar acuerdos con otros sectores para sostener la gobernabilidad.
El papel del tercer espacio
Más allá de la disputa central entre LLA y Fuerza Patria, la elección también puede consolidar un tercer bloque integrado por Provincias Unidas. La alianza de gobernadores junto a legisladores radicales y provinciales no alineados con el oficialismo.
Este grupo podría convertirse en el fiel de la balanza en ambas cámaras, ya sea para facilitar el quórum o para condicionar los vetos presidenciales. Las reformas estructurales, como las laborales y previsionales, dependerán de su apoyo.
El propio Milei sintetizó su expectativa electoral: «Para nosotros, un buen resultado es poder armar el tercio que defiende los vetos. El Congreso que viene será mejor que el que tenemos ahora», dijo en LN+.