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ESPECTÁCULO

«No lo lloré»: Contundente, Fede Bal explicó como era la relación con Santiago Bal

 

Fede Bal aseguró que la muerte de su padre no lo afectó.

 
Fede Bal
El actor tenía un gran vínculo con su padre.

En las últimas semanas, Fede Bal fue obligado a desenterrar el baúl de los recuerdos a la hora de recordar a su padre, Santiago Bal. Puntualmente, el actor participó en una entrevista para Carnaval Stream y recordó como vivió la muerte de su padre. En este sentido, aseguró que siempre estuvo familiarizado con la fragilidad de la salud del productor.

A través de una charla con Juana Viale, Fede Bal confesó que se despidió en varias ocasiones de Santiago, hasta que finalmente falleció. En este aspecto, expresó: «Yo nací con un papá mega enfermo. Cada cuatro u ocho meses, me decían: “Andá a abrazar a papá porque no sabemos si sale de esta operación”», comenzó diciendo.

Posteriormente, Fede Bal aseguró que ya tenía más que trabajada la muerte de su padre. Además, manifestó: «Toda mi vida estuvo amigándome con la muerte de mi viejo. Entraba a terapia y no sabíamos si salía. A las dos horas de salir, él decía: ‘Hola, ¿pueden ser dos whiskys?’ O tiraba un chiste. Yo todo lo que trabajé, que papá se moría, tenía que volver atrás. Y un día falleció y no lo lloré porque había trabajado tanto la muerte de mi viejo que fue muy increíble».

Por otro lado, Fede Bal dejó en claro que cuando llegó el momento, sintió que debía despedirlo a lo grande. Puntualmente, declaró: «Fue el mejor velorio que vi en mi vida. Compré dos cajas de whisky. Traje un parlante, mis amigos estaban ahí muy presentes. Empezó a venir una cantidad de vedettes, artistas, figuras. Puse Frank Sinatra y estaban todos bailando».

Finalmente, Fede Bal contó como fue la reacción inmediata de Carmen Barbieri en ese contexto. Por último, agregó: «Estaban en un momento con un porro en medio del salón y a la mier… Mi vieja me decía: “¿Podés dejar de fumar marihuana?”. Yo le dije: “No, se murió mi papá”. Y mi viejo estaba ahí, todos contando anécdotas, nadie lloraba».