Osqui Guzmán viene de ser noticia por una situación indignante. A finales de septiembre, el actor fue detenido por la policía tras ser confundido con un ladrón. La situación estuvo lejos de ser un mal paso en la vida del intérprete, quien lanzó un poderoso descargo en sus redes sociales, en donde pidió que la gente deje de ser juzgada por su color de piel.
A semanas del mencionado incidente, Osqui Guzmán fue invitado por Karim González a Sola en los Bares. En este programa, el protagonista de El Bululú indicó que la situación le generó un fuerte impacto emocional y lo llevó a reflexionar sobre lo que se necesita para procesar semejante dolor.
“Me costó… Estuve dos noches sin dormir, todo el día pensando qué hacer con esto que me venía a la cabeza”., resaltó Osqui Guzmán acerca de cómo tuvo que llevar las emociones que le generaron la indignante actitud de la mujer policía que lo detuvo y lo golpeó en el subte tras confundirlo con un delincuente a causa de un error en el sistema de reconocimiento facial.
Asimismo, el actor sostuvo que este hecho golpeó fuerte en su salud mental. “Te va martillando la autoestima, te hace sentir que te equivocaste”, analizó. “Pero ahí me puse en el orden de la dignidad. Mantener el equilibrio es fundamental, sobre todo en estas épocas donde se derrama tanta violencia. Si la autoridad se maneja con autoritarismo, ya pierde toda autoridad”, reflexionó Osqui Guzmán.
El mal momento de Osqui Guzmán
Asimismo, el intérprete recordó detalles del incidente. “Le dije ‘Te estás equivocando, estás cometiendo un error’. No quise insultarla, no me interesa jugar ese juego. Siempre trato de ser ecuánime. Pero ella seguía gritando y me pegó. Entonces filmé, luego guardé el teléfono, traté de hacer lo que me pedía, y aun así siguió agrediéndome. Ahí dije ‘Basta’, y me defendí como pude”, resaltó. “Yo no la quería someter, solo le decía: ‘Conversemos, te estás equivocando, calmate’”, indicó.
Si bien sostuvo que nunca quiso penalizarla, la situación fue tal que hizo la denuncia en Asuntos Internos. “Esa noche no dormí, lloré, y al otro día fui al hospital. Tenía la mitad de la cara inflamada. Temía por mi trabajo, por mi hija… Pero después de contarlo, fue un alivio. Recibí tanto amor, tanta solidaridad… Entendí que lo que es vergüenza no es contar, es callar. Lo que da vergüenza es callar”, cerró.
