«Suerte» es una palabra que se escucha indefectiblemente en un entorno de juegos. Tal es así que una característica común a los crupier es la de escuchar constantemente las reacciones emocionales de la gente cuando pierde. En algunos casos, se trata de personas con clase. Saben la estrategia básica, pero por alguna razón, simplemente no estaba en las cartas (juego de palabras intencionado).

Por otro lado, están quienes dan cuenta de comportamientos más inmaduros. Golpean la mesa, agreden de manera verbal y constante, y se escabullen como si nada ocurriera. Hay quienes sienten que el juego está arreglado aunque no han aprendido la estrategia básica. Y luego están quienes se jactan de su buena o mala suerte.
El significado de «suerte»
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, «suerte» alude al «encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual». Una segunda acepción es la de «circunstancia de ser, por mera casualidad, favorable o adverso a alguien o algo lo que ocurre o sucede». Sin embargo, no dice quién o qué está detrás de esta fuerza, cómo se la mide y ??por qué afecta solo a ciertas personas.
Quizás sea más conveniente considerarla como un factor intangible que influye en una desviación positiva o negativa a corto plazo de la probabilidad a largo plazo. Si hay un 80 % de probabilidad de que algo ocurra, y apuestas y pierdes, ¿es mala suerte? La respuesta es no. Si hay un 80 % de probabilidad de que algo ocurra, entonces debe aceptarse que hay un 20 % de probabilidad de que no ocurra.
El factor humano
Las personas tienden a ser irracionales y a descartar las probabilidades matemáticas remotas como si fueran de mala suerte, especialmente cuando les suceden. Tienen un sentimiento de derecho. Sienten que se les debe la apuesta ganadora. Saben que son los grandes favoritos; saben que deberían ganar, pero por alguna razón desconocida no lo hicieron. Solo pueden explicarlo de una manera: debe ser mala suerte. El fallo en su lógica es simplemente este: no hay garantías en la vida, excepto su final. En el casino no hay nada seguro. Como dice la Ley de Murphy: “Todo lo que puede salir mal, saldrá mal”.

También existe algo conocido como la profecía autocumplida o el poder de la sugestión. Cuanto más te repites algo, sea cierto o no, más se manifiesta y, en última instancia, refuerza esa mentalidad. Si te repites constantemente lo desafortunado que eres y pierdes tus divisiones y doblas, seguirás sintiéndote desafortunado. Pero ¿qué pasa si estabas dividiendo y doblando en ciertas situaciones que iban en contra de la estrategia básica? ¿Fue mala suerte o fue una mala jugada? No puedes culpar a la mala suerte de una mala decisión.