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POLÍTICA

Reforma laboral: el Gobierno analiza aplicar el “banco de horas” que ya rige en Grecia

 

El esquema permitiría extender la jornada laboral diaria hasta 13 horas, con compensación posterior en otros días. El modelo griego se convirtió en referencia para la reforma que impulsa el oficialismo.

 
Banco de horas

Uno de los puntos más sensibles de la reforma laboral que prepara el Gobierno nacional es la incorporación del llamado “banco de horas”, un mecanismo de flexibilidad horaria que acaba de aprobarse en Grecia y que ya despierta un fuerte debate en la Argentina.

El sistema permite que los empleados trabajen más horas en determinados períodos del año —en los momentos de mayor demanda o producción— y luego compensen ese exceso con menos horas o días de descanso. En el caso griego, la jornada puede extenderse de 8 a un máximo de 13 horas diarias, aunque solo tres veces por semana y hasta 37 días al año.

Un modelo flexible con menor remuneración

El “banco de horas” reemplaza el esquema tradicional de horas extras. Las horas adicionales dejan de ser voluntarias y pasan a integrar la jornada normal establecida por contrato, lo que cambia radicalmente la relación laboral. En lugar de pagar un recargo del 50% o 100%, como ocurre actualmente en Argentina, en Grecia el plus es de 40%.

El secretario de Trabajo, Julio Cordero, fue uno de los funcionarios que más insistió en el tema durante el reciente Coloquio de IDEA, donde planteó la necesidad de “modernizar los convenios colectivos” y permitir jornadas elásticas o promedios semanales. “Se trata de adecuar las reglas laborales a la realidad productiva, sin perder derechos esenciales”, explicó en ese foro.

Convenios por empresa y fin de la “ultraactividad”

De avanzar el proyecto, la reforma también modificaría el orden de prelación de los convenios colectivos. Los acuerdos por empresa pasarían a tener preeminencia sobre los convenios de actividad o sectoriales, permitiendo que cada empleador y sus trabajadores definan sus propias condiciones, de acuerdo con las necesidades productivas.

Según la consultora IDESA, este esquema es “la manera práctica de romper con la petrificación de los convenios colectivos ultraactivos”, ya que permitiría desligarse de las normas sectoriales con el aval de los trabajadores.

Además, se derogaría la “ultraactividad”: si un convenio vence y no se alcanza una renovación, dejaría de tener vigencia después de un plazo determinado. Esto obligaría a sindicatos y empresas a renegociar en un marco más dinámico, aunque también con mayor presión sobre los trabajadores.

Impacto futuro: la mira puesta en la reforma previsional

El Gobierno considera que la reforma laboral será el primer paso de un paquete más amplio de modernización del sistema económico. Una vez aprobado el nuevo régimen de trabajo, el siguiente paso será la reforma previsional. Que incluirá cambios en la edad jubilatoria, el cálculo de haberes y las pensiones por viudez. Además de la revisión de regímenes especiales como el docente nacional.

En ese esquema, se analiza eliminar el 82% móvil que hoy perciben los jubilados docentes. Reemplazándolo por un cálculo más uniforme vinculado a la sustentabilidad fiscal.

El oficialismo busca presentar estas reformas como un proceso de “ordenamiento y eficiencia”, mientras la oposición advierte sobre una pérdida de derechos adquiridos. En la Casa Rosada, sin embargo, creen que el “banco de horas” será un test clave. Y que servirá para medir hasta dónde puede avanzar el nuevo esquema laboral sin romper los equilibrios sociales.