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POLÍTICA

Tensión en Defensa: tras la salida de Petri, las Fuerzas Armadas esperan una renovación en la cúpula militar

 

El alejamiento de Luis Petri abrió una etapa de incertidumbre sobre el futuro de la conducción militar. Se analizan nombres para la sucesión y crecen las presiones internas en el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.

 
Fuerzas Armadas

La renuncia de Luis Petri al Ministerio de Defensa, que se hará efectiva el 10 de diciembre cuando asuma como diputado, provocó un nuevo temblor dentro de las Fuerzas Armadas. Su salida no sólo deja vacante un ministerio clave, sino que reabre la disputa por los cargos de conducción militar y la jefatura del Estado Mayor Conjunto (EMCO).

Petri había llegado al Gobierno de Javier Milei con la promesa de modernizar las Fuerzas y avanzar en el reequipamiento. Durante su gestión se confirmó la compra de 24 aviones caza F-16 a Dinamarca, de los cuales cinco llegarán en diciembre, y dos de los cuatro Orion P3 destinados a la Armada. Sin embargo, su imagen interna se deterioró rápidamente por la crisis en la obra social IOSFA y los reclamos salariales, que continúan sin solución.

Del entusiasmo inicial al desgaste político

Dentro de las filas militares, el entusiasmo del comienzo se fue apagando ante la sensación de abandono. En los últimos meses, Petri concentró su energía en la campaña legislativa en Mendoza, lo que profundizó el malestar entre los cuadros de mando. Varios oficiales reconocen que el ministro “ya estaba con un pie afuera” y que la gestión quedó en manos del viceministro Marcelo Rozas Garay, la jefa de Gabinete Luciana Carrasco y el secretario de Asuntos Internacionales, Juan Battaleme.

En ese contexto, crece la expectativa sobre quién asumirá la conducción del ministerio y si el recambio incluirá también a las cúpulas del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. En las últimas semanas, comenzaron a circular nombres y versiones sobre posibles movimientos en la estructura militar.

El recuerdo de la gestión Posse y las internas del EMCO

Buena parte de la estructura actual fue diseñada en los primeros meses del Gobierno, bajo la influencia del ex jefe de Gabinete Nicolás Posse y del fallecido ex secretario de Asuntos Estratégicos Jorge Antelo. Ambos intervinieron directamente en la designación de los jefes militares, en un proceso atravesado por disputas internas entre las distintas fuerzas.

El brigadier general Xavier Isaac, jefe del Estado Mayor Conjunto, fue designado por su cercanía con el entorno de Corporación América, grupo empresario que colaboró con Milei durante la campaña y que participó en la negociación por los F-16. Junto a él fueron nombrados el teniente general Luis Presti en el Ejército y el almirante Carlos Allievi en la Armada.

En la Fuerza Aérea, en tanto, la salida de Fernando Luis Mengo —forzada por un escándalo vinculado al uso de aviones oficiales para fines personales—. Y las posteriores acusaciones públicas no comprobadas generaron un profundo malestar institucional. Fue reemplazado por el brigadier Gustavo Javier Valverde, quien asumió en medio de tensiones internas.

Movimientos y rumores de sucesión

El mes pasado, una reunión entre el general Presti y Karina Milei en la Casa Rosada reavivó las versiones sobre un inminente cambio en la cúpula. Según fuentes del Ejecutivo, el encuentro estuvo relacionado con actividades protocolares de los Granaderos. Pero su carácter reservado y el hecho de que el militar se presentara de traje civil alimentaron las especulaciones.

En los pasillos del EMCO se menciona la posibilidad de que Presti suceda a Isaac. O incluso que este último dé un salto político y se convierta en el primer uniformado al frente del Ministerio de Defensa. Y es que se trataba de un cargo tradicionalmente reservado a civiles. Por ahora, ninguna versión fue confirmada, aunque en las fuerzas hay consenso en que el recambio “será profundo”.

Un tablero militar que espera señales

Desde el entorno de Milei aseguran que la definición del nuevo ministro se tomará “sin apuro”. Priorizando ala estabilidad institucional y el equilibrio entre las fuerzas. El desafío no será menor: el próximo titular de Defensa deberá recomponer la moral interna. Además, de normalizar la situación de la obra social militar y sostener el ambicioso plan de reequipamiento iniciado este año.

En las Fuerzas Armadas, mientras tanto, predomina la cautela. “Hasta ahora sólo hay rumores. Pero todos sabemos que después del 10 de diciembre nada quedará igual”, confió un oficial con acceso a la conducción del Ejército.