El anuncio del nuevo acuerdo comercial entre Argentina y EE.UU. provocó un estallido en el sector agropecuario norteamericano, especialmente entre agricultores y ganaderos que ven en la ampliación del acceso de la carne argentina una amenaza directa a sus ingresos. Muchos de ellos habían apoyado al presidente Donald Trump, pero ahora aseguran sentirse traicionados.
La molestia se profundizó cuando la Casa Blanca confirmó que ambos países acordaron “mejorar las condiciones de acceso bilateral y recíproco a los mercados de carne vacuna”, una definición que los productores interpretan como una señal de incremento de las importaciones argentinas.
El anuncio que tensionó al sector rural
Días atrás, Trump ya había generado inquietud al adelantar que elevaría la cuota de importación de carne argentina —de 20.000 a 80.000 toneladas anuales— para bajar los precios en supermercados estadounidenses. El viernes, además, ordenó eliminar todos los aranceles recíprocos para la carne de cualquier origen, profundizando el malestar de los ganaderos.
El acuerdo con Argentina también involucra un amplio paquete de asistencia financiera que incluye fondos del Tesoro. Esto encendió alarmas entre productores de soja, un sector que sufrió durante años la política arancelaria impredecible del republicano.
Preocupación por señales de mercado
Danielle Endvick, directora ejecutiva de la Wisconsin Farmers Union, aseguró que el pacto genera “muchas preguntas” sobre su alcance real. Para los productores, incluso una cuota limitada puede afectar precios por el impacto especulativo: “Los mercados son increíblemente sensibles a las señales”, explicó.
La percepción de una mayor competencia extranjera, aunque el volumen no sea gigantesco, ya presiona a la baja los precios del ganado y de los granos, golpeando a sectores endeudados y volátiles.
“Trump nos traicionó por Argentina”
Uno de los testimonios más duros fue el de John Boyd Jr., referente de la Asociación Nacional de Agricultores Negros. Dueño de más de 600 hectáreas en Virginia, denunció una situación límite en el agro estadounidense.
“Trump nos traicionó por Argentina”, dijo, afirmando que muchos productores viven procesos de ejecución hipotecaria, quiebras y un incremento alarmante de suicidios. Para él, la ayuda financiera al gobierno argentino es un insulto: “Cuarenta mil millones de dólares para Argentina mientras nuestro gobierno estaba paralizado”, aseguró.
Boyd también cuestionó que Trump prometa subsidios internos que nunca llegan, mientras facilita el ingreso de carne extranjera: “¿Qué tal si primero ayudamos a los agricultores aquí? Este acuerdo no prioriza a Estados Unidos”.
Ganaderos: temor a una caída de precios y enojo político
Desde Illinois, Christian Lovell —líder de Farm Action— sostuvo que el plan de importar más carne argentina “es una traición al ganadero estadounidense”, porque derrumbaría los precios del ganado. Aseguró que, debido a la concentración del mercado frigorífico, ni siquiera es seguro que los consumidores vean una baja en los supermercados.
Al malestar económico se suma un profundo desencanto político. Muchos productores acompañaron al republicano bajo la promesa de “Estados Unidos primero”, pero el acuerdo con Argentina se percibe como lo contrario.
Un impacto que trasciende a la carne
El aumento de importaciones argentinas se suma a un paquete de medidas que incluyen acuerdos con Ecuador, Guatemala y El Salvador, además de la eliminación de aranceles a productos que EE.UU. no produce en escala —como café, banana o palta— con el objetivo de bajar precios en góndola.
Pero para el agro estadounidense, el problema es otro: competencia externa en un mercado interno debilitado, incertidumbre sobre las políticas arancelarias y la percepción de que la ayuda estatal llega antes a otros países que a los propios productores.
