El contundente triunfo legislativo de La Libertad Avanza (LLA) sigue generando análisis dentro y fuera del oficialismo. Para el politólogo Andrés Malamud, el resultado del último domingo no sólo consolida a Javier Milei como el “candidato natural para 2027”, sino que marca un quiebre en el sistema político argentino. Sin embargo, advirtió que la fortaleza electoral no garantiza una reelección automática ni una transformación estructural del país.
“Milei arrasa como un tsunami, pero todos los gobernadores e intendentes siguen siendo los partidos tradicionales. Las diez elecciones provinciales que hubo este año las ganaron los partidos que gobernaban, salvo en la Capital Federal”, señaló Malamud, al subrayar que “la tierra sigue estando ahí abajo”, pese a los temblores políticos nacionales.
El factor Milei y la incertidumbre presidencial
En diálogo con Infobae en vivo, el especialista sostuvo que el Presidente logró capitalizar la crisis del sistema partidario y se convirtió en el principal referente de la nueva etapa política. “Milei es el candidato natural para 2027 porque es el único que quedó, pero eso no implica que tenga garantizada la reelección”, enfatizó. Y agregó: “Un candidato natural no significa un presidente cantado”.
Malamud recordó casos de liderazgos sorpresivos en América Latina que no lograron sostenerse en el tiempo, y explicó que el futuro presidencial argentino sigue condicionado por factores externos e internos. “Los dos grandes números que afectan a un presidente en América del Sur son la tasa de interés, que la fija Estados Unidos, y el precio de las commodities. Si tenés commodities altos y tasa baja, reelegís aunque seas malo. Si es al revés, perdés aunque seas bueno”, afirmó.
Ventajas comparativas y apuesta al modelo liberal
Según el politólogo, Milei construyó su estrategia sobre las ventajas naturales de la Argentina en energía y minería, con un Estado reducido y un mercado dinámico. “Milei es un economista semiclásico que cree en las ventajas comparativas. Ve la distancia de los centros de conflicto y el frío como recursos. Estados Unidos podría funcionar como un puente de plata para sostener el modelo hasta que funcione en piloto automático”, explicó.
Malamud señaló que “no existe el desarrollo endógeno: los países no se desarrollan solos. Siempre precisaron ayuda o invitaciones al desarrollo, por conveniencia de los países centrales”. Bajo esa lógica, consideró que el Gobierno argentino apuesta a una inserción internacional pragmática, alineada con Occidente, que busca estabilidad externa para consolidar el rumbo interno.
El partido como sostén del poder
El analista sostuvo que la fortaleza electoral de Milei debe traducirse en una estructura partidaria sólida para garantizar gobernabilidad. “Para ganar una elección ya no hace falta partido, pero para gobernar, sí. La ausencia de un partido propio deja a los presidentes en minoría legislativa y los expone a la inestabilidad”, explicó.
En ese sentido, destacó el rol de Karina Milei en la consolidación institucional de La Libertad Avanza: “Le está formando un partido para que dure. La hermana del Presidente entendió que el poder político necesita estructura y permanencia”.
Los límites del fenómeno libertario
Malamud recordó que, en los últimos años, América Latina fue testigo de una sucesión de partidos emergentes que conquistaron la presidencia y desaparecieron rápidamente. “En los últimos cuatro años, 13 de 16 elecciones presidenciales fueron ganadas por fuerzas que no existían una década atrás, pero la mayoría ya no subsiste. De dieciocho partidos fundados en el siglo XXI que llegaron al poder, once ya no existen. La Libertad Avanza todavía depende de sumar legisladores ajenos”, detalló.
A su vez, describió la situación de los partidos tradicionales: “El peronismo vive la paradoja del fracaso —trabaja por la justicia social, y mientras siga fracasando, va a seguir intentando—. Y el radicalismo, la paradoja del éxito: nació para democratizar la Argentina y lo consiguió, por eso perdió su razón de ser”.
Una sociedad en cambio y una nueva clase política
El politólogo sostuvo que buena parte de la sociedad argentina “sigue valorando la equidad distributiva, aunque para Milei eso sea una aberración de la naturaleza”. A diferencia de los modelos igualitarios del pasado, explicó que el Presidente privilegia la movilidad poblacional antes que la redistribución: “Hay una apuesta a reconstruir una Argentina diferente, con migraciones internas hacia la periferia, no hacia los conurbanos. Si se desarrolla Vaca Muerta, la gente irá donde esté el trabajo”.
También se refirió al cambio en la composición del voto: “En Argentina, el voto es de clase, no de ideología. Los sectores populares votan peronismo. Milei fue transversal en 2023, pero perdió apoyo en el conurbano y lo compensó con sectores más privilegiados. Por eso conquistó las dos Buenos Aires que había perdido en la primera vuelta”.
El equilibrio entre lo nacional y lo territorial
Malamud analizó la desconexión entre el voto nacional y el local. Mientras en las provincias se impusieron los oficialismos tradicionales, La Libertad Avanza logró capitalizar el hartazgo ciudadano en el plano mediático y digital. “La lógica territorial es la histórica de la política, donde te conocen y votan por el vínculo. La lógica nacional, en cambio, es virtual y mediática. El hartazgo con la dirigencia tradicional favoreció a Milei, pero los gobernadores e intendentes siguen firmes”, observó.
Para la estabilidad institucional, el experto destacó la importancia de los “escudos”: el legislativo (mayoría parlamentaria), el popular (respaldo social) y, en el caso de Milei, “un escudo exterior”, vinculado al apoyo político y económico de Estados Unidos.
Reforma electoral y la política del espectáculo
Sobre la implementación de la boleta única, Malamud se mostró escéptico: “La única evidencia empírica hasta ahora es que aumentó el voto en blanco. El resto son hipótesis; necesito pruebas de que haya transparentado la elección o modificado el resultado”.
Finalmente, reflexionó sobre la irrupción de celebridades en la política argentina. A su juicio, el “name recognition” —el reconocimiento de nombre— se volvió determinante: “Hoy, si querés ganar, necesitás una celebrity. Si sos un político tradicional, tenés que hacer algo que llame la atención”. Para Malamud, el fenómeno Milei sintetiza ese cambio cultural: un líder que nació en los medios, transformó el discurso público y terminó conquistando el poder.
