Mientras Jorge Capitanich juraba como senador nacional por el Chaco, a cientos de kilómetros Alan Emerenciano Sena —condenado por el femicidio de Cecilia Strzyzowski— insistía ante la Justicia en que era un “inocente condenado”. La simultaneidad de ambos hechos volvió a encender las críticas sobre el rol del peronismo chaqueño durante el avance de la causa y el peso político que mantuvo esa familia en los años previos al crimen.
En el Senado, Capitanich prestó juramento como si la escena del Chaco no existiera. El mismo dirigente que había apadrinado la boda de Sena y Marcela Acuña —también condenada— regresó al Congreso con seis años de fueros y sin mencionar en ningún momento el caso que sacudió a su provincia desde 2023. En paralelo, en el Tribunal chaqueño, Sena tomó la palabra para declararse víctima de una condena injusta, pese a que el jurado popular lo encontró culpable junto a su esposa y su hijo, César Sena.
Aquel contraste fue señalado de inmediato por periodistas y analistas: mientras uno recuperaba poder político, el otro buscaba reescribir una historia probada en juicio. El contraste no hizo más que recordar cuán profunda había sido la relación entre la familia Sena y el dispositivo político del peronismo chaqueño.
La defensa improbable de Sena y un discurso que reabrió heridas
En su declaración, Sena pidió no ser trasladado a otra cárcel al asegurar que eso equivaldría a una “pena de muerte”. También apeló a la jueza para que, según sus palabras, “se aplique la Constitución” y se considere su “buen nombre y honor”. Pero la frase que más indignación generó fue otra: “No se olviden que yo soy un inocente condenado”.
El pedido chocó de frente con la evidencia presentada durante el juicio: testimonios, peritajes y reconstrucciones del brutal femicidio. El cuerpo de Cecilia nunca apareció: lo quemaron durante horas en un predio vinculado a la organización de los Sena, un dato que tuvo enorme peso en la condena.
En redes sociales, la familia de Cecilia, que se marchó de la provincia por miedo, volvió a apuntar contra el sistema político chaqueño y contra quienes —según señalan— habilitaron el crecimiento de los Sena bajo la estructura peronista local.
La política chaqueña intenta despegarse mientras Capitanich acumula fueros
Dentro del propio peronismo provincial, pocos quieren recordar la boleta electoral que llevaba a Capitanich como candidato junto a Marcela Acuña y Emerenciano Sena. Aquella imagen circuló nuevamente este viernes: la lista completa debió esconderse a toda velocidad tras el crimen, ocurrido a días de las PASO de 2023.
Analistas recordaron que Capitanich defendió en su momento a los Sena, e incluso sugirió que el caso podía tratarse de una operación de inteligencia. Nada de eso ocurrió: el juicio, llevado adelante por un jurado popular, determinó responsabilidad directa en la desaparición y asesinato de Cecilia.
Con el regreso de Capitanich al Senado, reapareció el debate sobre el uso de fueros como refugio político para dirigentes vinculados a escándalos. En paralelo, el oficialismo remarcó que la causa quedará ahora en manos de la Justicia provincial. Y donde aún falta definir la cantidad exacta de años de la sentencia.
Un símbolo para el país: impunidad política vs. reclamo social
La simultaneidad entre el juramento de Capitanich y la declaración de Sena no es solo un dato anecdótico. Es un espejo de lo que muchas organizaciones señalan desde hace años respecto a la relación entre sectores del peronismo y estructuras de poder. Las cuales terminaron funcionando como “auténticos aguantaderos”.
Para la familia de Cecilia y para buena parte de la sociedad chaqueña, la imagen del día condensó esa tensión. Un dirigente poderoso recuperando privilegios institucionales mientras un condenado por femicidio insiste en negar la verdad judicial.
