Siempre sincero, directo y sin los en la lengua. De esta manera es como se muestra nada más y nada menos que Flavio Mendoza, uno de los artistas más importantes de nuestro país. Esta vez fue noticia por lo que contó en una nota con Teleshow, donde el padre de Dionisio Mendoza abrió su corazón para hacer referencia a lo que está atravesando con sus cuerpos y los fuertes dolores a raíz de las exigencias que tiene. Además, recordó su reciente caída en pleno escenario.
«Convivo con el dolor: estoy haciendo un tratamiento del dolor. Voy a un médico por el tema de la rodilla. Tengo muchos problemas. Hago tantas funciones, gracias a Dios, pero yo soy muy físico. Ya voy a ir por el lado más actoral o ser director. Pero también, en ese momento no me duele. Es re loco», explicó sobre lo que sucede durante las funciones.
«Es extraño. Pero tampoco tomo cosas para el dolor. Me niego. Prefiero sentirlo y no tener que estar tomando cosas y cosas. Me da miedo primero a que algún analgésico tape el dolor y me pueda lastimar más. Y después, esa cosa de hacerme adicto a una medicina por el dolor. Más de un analgésico común que se compra en farmacias no tomo», lanzó.
Fue allí cuando Flavio Mendoza sorprendió con lo que dijo. «Ahora, en vacaciones de invierno lloraba del dolor porque no podía doblar la rodilla y tenía que hacer las funciones. No podía faltar. Me pasó que tuve el accidente. Un susto muy grande. Tal es así que un fin de semana no hice funciones. ‘Lo lamento, necesito parar’, dije. Era plena temporada y pedí disculpas, devolví entradas. Pero necesité hacerlo por Dio y por mí», aclaró.
«Me asusté mucho: no es lo mismo golpearte a los 20 y pico que a los 40 y pico, 50. Tengo un equipo maravilloso, pero también me di cuenta de que las personas cometemos errores: fue un error humano que se podría haber evitado. Entonces dije: ¿Cómo no abortaste? Si no están bien las cosas, no se hace. Se para y se vuelve a empezar», expuso.
«Los escenarios no estaban en posición. El escenario tiene que estar en una posición para yo salir volando, pasar por arriba de la red y no chocarme. Y cuando se activó el motor el escenario estaba bajo: tuve que hacer mucha fuerza para pasar por arriba de la red. Pude levantar las piernas, pasé, y dije: ‘Bueno, zafé’. Y cuando vengo para atrás, me azoté contra las luces. Arranqué el cable de acero de una luz, así que imaginate lo que podría haber sido… Una desgracia con suerte, diría mi abuela. Y después fue mucho miedo porque me dolía todo y no entendía qué me dolía», sentenció.

