Muy fuerte fue lo que se escuchó en Otro día perdido, el ciclo conducido por Mario Pergolini para Canal Trece. Se trata de uno de los programas más destacados de la pantalla chica, y es que noche tras noche recibe en su living a las figuras más importantes del mundo del espectáculo.
En esta ocasión Mario Pergolini sorprendió con la presencia de la figura más esperada: la China Suárez. La actriz regresó a la Argentina para acompañar a Mauro Icardi en la revinculación con sus hijas y pasó por Otro día perdido para promocionar su nueva serie de Disney. Sin tapujos, se animó a hablar de su lado más íntimo.
Al recordar su primer casting para Cris Morena, la China Suárez dejó a todos mudos al hablar de su relación con su padre. Este falleció cuando la actriz era muy joven, y dejó una herida en su corazón. «Mis papás no querían saber nada (con que ella sea actriz), nadie se dedicaba al arte. Mi papá era muy retrógrado y tenía prejuicio con el mundo artístico, por desconocimiento», comenzó.
«Ahora mi papá está muerto, menos mal. Se hubiese muerto de un infarto. Murió cuando yo tenía 20. Tengo un hermano más grande que siempre hizo las cosas bien, en todo sentido. Yo era un desastre, repetí dos veces y me echaron del colegio. El chiste era que todos me buscaban en la cabeza el triple 6. Un día me miro y me dijo: ‘yo con vos ya no puedo hacer nada, sos ineducable'», recordó.
«Mi papá era bravísimo pero a la vez yo era su creación. Yo volvía del colegio y mi mamá me retaba por las malas notas, pero yo veía que él se reía, lo disfrutaba en el fondo. Yo era como su monstruito, como que le había salido bien el experimento. Lo extraño muchísimo. Me da bronca porque era un hombre de otra época, no creía en los médicos, era como muy rudo. Todo el tiempo con el pucho en la boca, muy personaje. Odiado o amado», relató.
«Yo tenía fascinación por mi papá. Cuando se va yo era muy chica y no llegó a conocer a mis hijos. Se enfermó y no quería ir al médico, hasta que mi hermano lo agarró y lo llevó. Quedó internado y no salió. Entendí, tenía depresión además de cáncer. Mi bronca fue que no aguantó hasta que nosotros tuviéramos hijos. No se puede culpar, es una enfermedad y nadie lo padece más que el que lo está padeciendo», expresó visiblemente movilizada.

