Estados Unidos elevó formalmente sus objeciones al avance comercial de China en mercados emergentes, entre ellos la Argentina. Un informe de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad del Congreso norteamericano detalla cómo Beijing expandió su influencia mediante herramientas que Washington considera distorsivas: subsidios masivos, empresas estatales orientadas políticamente, apropiación indebida de propiedad intelectual y uso de trabajo forzado en sectores industriales y pesqueros.
El documento advierte que China ya explica cerca del 30% de la manufactura mundial, con posiciones dominantes en acero, químicos, vehículos eléctricos, paneles solares y otros rubros clave. Ese crecimiento, sostienen los legisladores, se logró gracias a un entramado estatal destinado a inundar mercados con productos por debajo de su costo real.
Argentina en el centro de la disputa geoestratégica
Los señalamientos estadounidenses tienen impacto directo en la Argentina. Durante las últimas dos décadas, China amplió agresivamente su presencia comercial, al punto de convertirse en origen del mayor déficit bilateral del país. Entre enero y octubre, el rojo ascendió a USD 7.266 millones, incluso superior al que Argentina mantiene con Brasil y la Unión Europea.
Aunque en octubre el déficit se moderó por el fuerte salto en las exportaciones de soja —especialmente durante las 72 horas sin retenciones—, Beijing continúa privilegiando la compra de poroto sin procesar para garantizar la industrialización en su propio territorio. Esto consolida la dependencia argentina del rol más primario de la cadena productiva.
El acuerdo con EEUU y los compromisos asumidos por Milei
En este contexto, el acuerdo marco anunciado por la Casa Blanca diez días atrás introduce compromisos explícitos orientados a limitar prácticas desleales de terceros países. Entre los puntos principales figuran:
- Protección de patentes y propiedad intelectual.
- Cumplimiento integral del Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca de la OMC.
- Coordinación para abordar distorsiones creadas por empresas estatales.
- Mecanismos para enfrentar subsidios industriales que afecten la relación bilateral.
- Prohibición de ingreso a Estados Unidos de bienes producidos con trabajo forzado.
- Cooperación para liberar el comercio de minerales críticos.
El Gobierno de Javier Milei considera que este marco refuerza la estrategia de alineamiento con Occidente y contribuye a reducir la dependencia estructural respecto de China. En Washington lo interpretan como un punto de inflexión en la región.
El “China shock” y la advertencia sobre mercados emergentes
El informe del Congreso destaca que la sobreproducción china ya generó cierres de fábricas y pérdidas de empleo en numerosos países. El documento sostiene que Beijing utiliza empresas estatales subsidiadas para ganar mercado en sectores estratégicos y condicionar la capacidad de desarrollo industrial de economías emergentes.
Un gráfico incluido en el reporte muestra un dato decisivo: mientras en 2014 solo el 12% de las entidades chinas operaban a pérdida —indicador directo de subsidios—, en 2024 la proporción ya roza el 23%.
Para Washington, esta dinámica es incompatible con una competencia justa y constituye un riesgo para la estabilidad económica de países como la Argentina.
Pesca industrial: subsidios, explotación laboral y tensiones crecientes
El documento también incluye un capítulo sobre la flota pesquera china de aguas distantes, una de las mayores del mundo. ONGs y organismos multilaterales denunciaron reiteradamente que estas embarcaciones operan con mano de obra semiesclava y bajo esquemas de subsidios estatales que cubren combustible y logística, permitiéndoles operar miles de millas fuera de sus costas.
En septiembre entró en vigencia el Acuerdo de la OMC contra los subsidios a la pesca, una herramienta destinada a frenar la avanzada china en zonas disputadas. Para EEUU, el cumplimiento estricto de ese pacto será clave para evitar una escalada diplomática.
Propiedad intelectual: el caso Shein y Temu, bajo investigación
Otro tramo del reporte apunta a las plataformas chinas de comercio electrónico —principalmente Shein y Temu— acusadas de violar sistemáticamente copyrights, marcas registradas y derechos de autor. El informe remarca que los artistas independientes y pequeñas empresas son las principales víctimas.
Pero el aspecto más grave es la denuncia sobre trabajo forzado de la etnia uigur en Xinjiang, tema por el cual EEUU ya estableció sanciones específicas y bloqueos de importación bajo la ley Uyghur Forced Labor Prevention.
Además, el régimen “de minimis” —que exime de controles a envíos inferiores a USD 800— permitió que millones de paquetes chinos ingresaran sin supervisión ni aranceles, lo que en 2023 equivalió a pérdidas tributarias de al menos USD 10.000 millones en Estados Unidos.
Una advertencia para un modelo de inserción internacional
El análisis norteamericano coincide con una preocupación creciente en sectores productivos argentinos. El avance de China consolidó un esquema comercial asimétrico que relega al país a la exportación de commodities. Y lo debilita en segmentos de mayor valor agregado.
En este punto, el Gobierno de Milei sostiene que la integración con economías abiertas y democráticas, como EEUU y Europa, es la vía para recuperar competitividad, atraer inversiones y desmontar las dependencias estructurales que se profundizaron en las últimas décadas bajo gestiones más alineadas con Beijing.
