El CELS advirtió que la designación de Carlos Presti como ministro de Defensa implica un desplazamiento del control civil sobre las fuerzas armadas. La organización cuestionó el impacto institucional y recordó estándares internacionales. Según el organismo, la decisión marca un giro político que requiere una explicación oficial.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) cuestionó este martes la designación del jefe del Estado Mayor del Ejército, Carlos Presti, al frente del Ministerio de Defensa. La organización sostuvo que la decisión altera el principio de conducción civil y abre la puerta a una militarización del área. Para el organismo, el nombramiento exige una revisión profunda del sentido institucional de la medida.
En un comunicado, el CELS señaló que la conducción del ministerio debe recaer en un representante político y no en un integrante activo de la estructura militar. La entidad recordó que este estándar forma parte del modelo democrático consolidado en la región desde el retorno de los gobiernos civiles. También advirtió que la decisión puede tensar la relación entre la autoridad política y la cadena militar.
Alerta por control civil y estándares internacionales
El texto difundido por la organización destacó que incluso en Estados Unidos, país citado como referencia por algunas autoridades, la legislación impide que un militar asuma como secretario de Defensa sin un período de separación de entre siete y diez años desde su retiro. Ese ejemplo, según el CELS, demuestra la importancia del control civil en las democracias modernas.
Además, el organismo interpretó el nombramiento como parte de un alineamiento con una agenda geopolítica más dura. En su análisis, esta orientación combina un discurso que reivindica a las fuerzas armadas y una estrategia internacional centrada en la cooperación militar. El CELS advirtió que ese giro puede afectar la transparencia institucional y la autonomía del sistema político.
Un cambio de peso en la conducción de Defensa
Para el organismo, el regreso de un militar al Ministerio de Defensa, a casi cincuenta años del golpe de Estado, representa un cambio significativo. Aunque la Constitución no prohíbe que un integrante de las fuerzas armadas asuma esa función, la tradición democrática argentina consolidó la noción de autoridad civil como principio rector. En este contexto, la designación de Presti reabre un debate que parecía saldado.
El perfil de Carlos Alberto Presti también quedó bajo análisis. De acuerdo con su trayectoria, nació en 1966, egresó del Colegio Militar en 1987 y ocupó puestos de alta responsabilidad. Estuvo al mando del Regimiento de Asalto Aéreo 601, integró la IV Brigada Aerotransportada y dirigió el Colegio Militar. Participó en misiones de paz en Haití y fue agregado militar en Guatemala, con extensión en El Salvador, Honduras y Nicaragua.
Presti asumió como jefe del Estado Mayor del Ejército en enero de 2024, pocos días después de la llegada de Javier Milei al Gobierno. Su designación provocó el retiro de 22 generales de mayor antigüedad. Bajo su mando quedaron más de 55.000 integrantes de la fuerza. Su paso al Ministerio de Defensa, según el CELS, requiere un debate amplio y transparente que dé garantías institucionales y refuerce la conducción civil.
