El Gobierno confirmó que el PAMI obtuvo un préstamo por US$500 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destinado a mejorar la atención sanitaria de jubilados y pensionados. La prioridad, según el acuerdo firmado con Economía, es reducir las demoras en tratamientos vinculados a hipertensión, diabetes, insuficiencia renal crónica, cáncer de mama y cáncer colorrectal, además de acelerar la entrega de medicamentos de alto costo y reforzar el seguimiento de adultos mayores con dependencia funcional.
Aunque el anuncio generó expectativas, aún no hay precisiones concretas sobre cómo se implementarán los cambios. Dentro del organismo reconocen que deberán reorganizar procesos internos y actualizar la red prestacional, uno de los déficits estructurales que arrastra el sistema desde hace años.
Metas exigentes: qué debe cumplir PAMI para recibir los desembolsos
El convenio con el BID fija un cronograma de cuatro años con metas anuales obligatorias. Una de las más relevantes apunta a ampliar el porcentaje de afiliados con hipertensión, diabetes e insuficiencia renal crónica que, además de estar diagnosticados, reciben el tratamiento mínimo indicado. Hoy ese número alcanza el 34,4%. El objetivo es llevarlo al 74,4% en 2029, avanzando diez puntos porcentuales por año.
El desafío es enorme: implica empadronar mejor a los pacientes, detectar casos subdiagnosticados y dar seguimiento clínico continuo para evitar complicaciones como la progresión a diálisis. Para eso, el organismo prevé reforzar protocolos, mejorar la trazabilidad de historias clínicas y ampliar especialidades críticas.
Cáncer de mama y colorrectal: plazos que hoy no se cumplen
Otro punto central es acelerar el acceso a tratamientos oncológicos. Actualmente, el 60,4% de las mujeres con cáncer de mama accede a su medicación dentro de los 20 días y apenas el 14,3% llega a cirugía dentro de los 60 días desde la biopsia. En cáncer colorrectal, el panorama es aún peor: solo el 32% logra operarse en ese plazo.
Con los fondos del BID, PAMI deberá elevar esos porcentajes hasta 70% y 36,8% respectivamente en cáncer de mama y al 55% y 54,5% en colorrectal. Solo en este eje se destinarán más de US$115 millones.
Según explican profesionales involucrados en el diseño del plan, uno de los objetivos es ordenar la red de oncología, evitar esperas injustificadas y garantizar criterios clínicos homogéneos en auditorías y autorizaciones.
Especialistas, nodos de atención y georreferenciación
La reorganización prestacional será clave. En algunas provincias, especialidades como nefrología u oncología están subrepresentadas, lo que obliga a los afiliados a viajar largas distancias. El préstamo permitirá mapear la distribución de patologías y reforzar nodos donde la oferta actual es insuficiente.
Parte del desafío, admiten en el organismo, es que hoy una gran proporción de pacientes consulta fuera de la red del PAMI, lo que deja información clínica fuera de sus sistemas. Para evitarlo, buscan integrar datos mediante fibra óptica o servicios satelitales.
Medicamentos de alto costo: otro cuello de botella
El organismo también deberá acelerar las respuestas a reclamos por medicamentos especiales y oncológicos. Solo el 50,4% de los pedidos obtiene respuesta en menos de 20 días; en cuatro años deberá alcanzar el 70%. La demora responde, según admiten fuentes internas, a fallas administrativas y problemas de comunicación con afiliados.
Adultos mayores con dependencia: una deuda que busca ordenarse
El préstamo también financiará mejoras en la detección y el seguimiento de personas mayores de 75 años con limitaciones funcionales. Hoy solo el 29,8% recibe evaluaciones y servicios adecuados; la meta es llegar al 38,3%.
Esto requiere actualizar el vademécum, reorganizar circuitos de atención, modernizar el nomenclador de prestaciones y unificar criterios clínicos para agilizar autorizaciones.
Un PAMI que necesita reformarse
Funcionarios que trabajan en el programa admiten que el principal obstáculo no es médico, sino burocrático. “El problema está en lo administrativo”, reconocen. Por eso planean simplificar autorizaciones, corregir fallas de comunicación, rediseñar circuitos y modernizar la infraestructura digital.
El Gobierno considera que, si se cumplen las metas, el PAMI podrá reducir demoras históricas y convertirse en un sistema más accesible y eficiente. La incógnita es si la implementación avanzará al ritmo que exige el BID.
