La China Suárez y Mauro Icardi volvieron a generar revuelo y flashes por todos lados con su aparición en el Aeropuerto de Ezeiza, donde emprendieron su regreso a Turquía después de una semana en Argentina. La pareja se movió por la terminal como si estuviera en una pasarela: sonrientes, tomados de la mano y sin rastros de tensiones. Eso sí, viajaron sin los hijos de la actriz, que se quedaron en Buenos Aires al cuidado de sus padres.
Antes de subir al avión, Mauro tuvo un gesto que sorprendió a todos: le regaló una camiseta del Galatasaray a un empleado de la aerolínea, un detalle que despertó sonrisas y reforzó la imagen de “buena onda total” con la que la pareja se movió desde que llegó al aeropuerto.
Ya en pleno vuelo, el futbolista compartió una foto íntima con Eugenia: él inclinándose para un beso y ella haciéndose la graciosa. Una postal que, según interpretaron muchos, resume cómo vivieron su paso por Argentina: tranquilos, enamorados y lejos de escándalos. “Chau Argentina, hasta pronto”, escribió Icardi, etiquetándola y dejando picando la posibilidad de un regreso para las fiestas.

El motivo principal del viaje fue múltiple: el reencuentro del delantero con sus hijas y la promo del nuevo proyecto de Suárez, Hija del fuego: la venganza de la bastarda. Todo en un clima de armonía, bastante alejado de aquellos episodios mediáticos cargados de tensión, allanamientos y ambulancias.
Ahora, la pareja retoma su vida en Estambul, donde Mauro es figura del Galatasaray y la China asegura haber encontrado una paz inesperada. Su rutina se organiza entre los horarios escolares de Rufina, Magnolia y Amancio, y las exigencias del club turco. “Estoy feliz a un nivel que no sabía que existía”, confesó ella recientemente. Cenan temprano, comparten tiempo en familia y, según la actriz, “Mauro es mi desayuno”.
