Fabiola Yáñez rompió el silencio: acusaciones y la batalla judicial con Alberto Fernández

Con tono sereno pero firme, Fabiola Yáñez rompió el silencio tras meses de distancia mediática y volvió a la escena pública con graves acusaciones hacia el ex presidente Alberto Fernández. En una extensa entrevista concedida a Infobae, la ex primera dama habló de manipulación, miedo, violencia económica y un conflicto judicial que, según afirma, busca quitarle la tenencia de su hijo, Francisco. El testimonio llega luego de que Fernández negara públicamente las denuncias y asegurara que ella fue “manipulada”.

En la hora y cuarto que duró el encuentro, Yáñez evitó nombrarlo directamente. “No lo menciono porque cada vez que hablo, él va a algún juez amigo y me denuncia”, explicó. Detrás de esa omisión deliberada, se esconde un relato marcado por el temor y por una disputa legal que mezcla cuestiones familiares, judiciales y de poder.

La entrevista también incluyó la participación de Marcela De Leonardis, abogada de Yáñez, quien advirtió irregularidades en el expediente judicial que involucra a la expareja presidencial. “La causa por violencia de género podría pasar al fuero contravencional de la Ciudad de Buenos Aires, lo que sería gravísimo”, señaló la letrada, denunciando un intento de diluir el caso.

Una vuelta forzada y un clima de vulnerabilidad

Según su propio relato, Fabiola Yáñez regresó a la Argentina desde España tras vivir dos años junto a su hijo en el exterior. “Me sentí acorralada, con miedo. Había personas que llegaban a mi casa diciendo que traían cosas para mi hijo de parte de su padre. Me preocupé porque sabían mi dirección exacta”, contó.

Ya en Buenos Aires, se encontró, según su versión, con un panorama distinto del que esperaba. “Creí que iba a tener ayuda para que mi hijo tuviera un techo. Pero su padre nunca se hizo cargo”, aseguró. Hoy vive en un departamento alquilado “gracias a la ayuda de amigos”.

El conflicto, sin embargo, va más allá de lo económico. Yáñez denuncia que el exmandatario busca quitarle la tenencia de su hijo alegando problemas de salud mental. “Él quiere demostrar que no puedo ser madre. Usa un argumento del año 1500 para desacreditarme”, expresó. En esa línea, cuestionó la rapidez del proceso de revinculación entre el niño y su padre: “Todo se hizo de manera apresurada, sin respetar los tiempos de un chico de tres años y medio”.

La versión judicial y las dudas sobre la competencia

La abogada De Leonardis reforzó la preocupación por el tratamiento judicial del caso. Explicó que Alberto Fernández inició una denuncia por amenazas e impedimento de contacto en un juzgado contravencional de la Ciudad, cuando ese tipo de causas, por involucrar a un menor, deben tramitarse en el fuero de familia.

“Se están tomando decisiones sin la intervención de los organismos interdisciplinarios que evalúan el bienestar del niño. Francisco está ansioso, duerme mal, y sufre cambios abruptos. Nadie está cuidando su salud emocional”, afirmó la defensora.

La letrada también cuestionó la solicitud de una pericia psicológica sobre Yáñez, impulsada con el fin de “probar supuestos problemas de alcohol y desacreditar su rol como madre”. “Todo está direccionado para quedarse con la tenencia del niño”, advirtió.

Un conflicto que trasciende lo personal

Fabiola Yáñez se muestra firme en su deseo de recomenzar su vida laboral y proteger a su hijo. “Estoy fuerte. Todo lo que hago es por Francisco”, declaró. En su relato, el miedo, la soledad y la vulnerabilidad conviven con una determinación que busca dar batalla no solo en los tribunales, sino también en el plano público.

Mientras tanto, la justicia deberá definir si la causa continúa en el ámbito federal o si se traslada a la Ciudad de Buenos Aires. En cualquier caso, lo que parecía un conflicto íntimo entre dos figuras públicas ha tomado un cariz institucional y político que promete seguir generando repercusiones.

La disputa entre Fabiola Yáñez y Alberto Fernández pone en evidencia un entramado de poder, justicia y maternidad en el que, según la defensa de la ex primera dama, “el principal perjudicado es un niño de tres años y medio”.