En el entrenamiento del martes, el plantel de River vivió una situación que generó preocupación para el duelo crucial del lunes ante Racing por los octavos de final del Torneo Clausura 2025. Una figura esencial tuvo que reducir su carga de trabajo, lo que obligó al cuerpo técnico a revaluar su disponibilidad de cara al clásico.
El golpe que encendió las luces de alerta
Durante la práctica matinal, Lucas Martínez Quarta sufrió un impacto en su rodilla derecha, según confirmaron en el predio de River Camp. Al día siguiente, el defensor tuvo que bajar la intensidad y trabajar de manera diferenciada, lo que automáticamente disparó los focos del cuerpo técnico que dirige Marcelo Gallardo.
Aunque desde la institución se informó que la situación no reviste mayor preocupación, la realidad es que el zaguero coyuntural vuelve tras cumplir una fecha de suspensión. Su estado físico al día del partido (lunes 24 de noviembre a las 19:15h en el Cilindro de Avellaneda) será clave para la alineación del clásico.
La alineación que se arma y las incógnitas que persisten
En medio de la exigencia del cruce ante Racing, el cuerpo técnico define varias piezas: además de Martínez Quarta, Marcos Acuña regresa de suspensión por quinta amarilla, y podrían estar disponibles Gonzalo Montiel y Facundo Colidio, quienes evolucionan favorablemente de sus respectivas dolencias. Sin embargo, aún no cuentan con el alta médica definitiva.
Por su parte, se baraja la continuidad de Enzo Pérez en el mediocampo, mientras que el once sugerido por la prensa incluye a: Franco Armani; Montiel o Agustín Obregón, Martínez Quarta, Lautaro Rivero, Acuña; Pérez, Giuliano Galoppo, Juan Fernando Quintero, Santiago Lencina; Sebastián Driussi y Maximiliano Salas. Pero claro, la presencia del marplatense depende de su evolución en los entrenamientos.
¿Qué significa para River este aviso previo?
Tras un mes sin victorias ni goles, River afronta su hora más crítica de la temporada. Cada detalle cuenta y la eventual baja o limitación de Martínez Quarta podría alterar el plan de Gallardo. El clásico se vuelve una especie de “doble final”: ganar para seguir en carrera o complicar el cierre de 2025.
