River transita un cierre de año que dejó más dudas que certezas y, con el 2026 cada vez más cerca, el club ya trabaja para evitar otro golpe deportivo. La exigencia de volver a competir arriba aceleró la planificación y obligó al cuerpo técnico a definir una reestructuración profunda del plantel.
La dirigencia sabe que la respuesta está en un mercado de pases agresivo, pero también en depurar la nómina actual. Tras una temporada marcada por tropiezos internacionales y frustraciones locales, la expectativa del hincha es clara: River necesita jerarquía inmediata para recuperar protagonismo.
El plan secreto del Muñeco: los puestos que quiere reforzar
El periodista Renzo Pantich reveló en su canal que Gallardo pretende “entre cuatro y/o cinco refuerzos”, aunque la cantidad final dependerá de cuántas bajas se concreten en las próximas semanas. La idea del DT es mantener un balance entre salidas e incorporaciones para no saturar el plantel y liberar cupos estratégicos.
Más allá de los nombres –que por ahora se mantienen bajo estricto hermetismo–, sí está claro qué posiciones ocuparán el centro del mercado: un delantero de área, un extremo, un volante creativo y un zaguero central. Este último punto genera alerta porque River podría perder a una de sus figuras más sólidas en el corto plazo.
El problema que complica a River: posibles despedidas de peso
En Núñez existe una gran preocupación por el futuro de Paulo Díaz, quien tiene altas chances de emigrar tras el final de la temporada y ya hay ofertas de la Ligue 1 de Francia. Su situación obliga a acelerar la búsqueda de un defensor confiable para evitar quedar debilitado en una zona donde Gallardo no tiene grandes alternativas.
La portería también encendió alarmas. El arquero Franco Armani dispone de una cláusula especial que le permite rescindir y marcharse durante los primeros quince días de enero, un detalle contractual que podría generar un hueco difícil de cubrir. De concretarse su salida, River debería sumar un refuerzo adicional en un puesto que parecía cubierto.
Con varios interrogantes abiertos y la necesidad de reaccionar rápido, el mercado 2026 se perfila como uno de los más determinantes de la era Gallardo.
