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ESPECTÁCULO

Georgina Barbarossa rompió el silencio sobre el brutal asesinato de su marido: «fue un infierno»

 

La conductora revivió el dolor más grande de su vida.

 
Georgina Barbarossa

A casi un cuarto de siglo del asesinato de Miguel “El Vasco” Lecuna, Georgina Barbarossa volvió a abrir una de las heridas más profundas de su historia. En una entrevista, la conductora relató cómo vivió aquellos meses de terror, dolor y desconcierto tras la muerte de su marido que ocurrió en 2001 durante un asalto que terminó de la peor manera.

En diálogo con Andrea Rincón en Con todo respeto, Barbarossa confesó que lo más devastador no fue recibir la noticia, sino lo que vino después.
“Para mí fue muchísimo más doloroso estar en el juicio que que me dijeran que se murió”, reconoció con la voz quebrada.

Qué dijo Georgina Barbarossa del fallecimiento de su marido

El impacto emocional se amplificó por un dato escalofriante: los responsables del crimen llegaron a hostigarla incluso después del ataque. “Recibí amenazas constantes de los asesinos: ‘Cerrá el c… o te matamos a los pibes’”, recordó, dejando en evidencia el nivel de violencia y miedo con el que convivió mientras intentaba sostenerse por sus hijos.

Georgina también revivió el momento en el que pudo empezar, recién entonces, a despedirse. “Cuando me dieron el cuerpo de Vasco y pude enterrarlo donde él quería, recién ahí pude empezar a hacer el duelo”, relató. La entrega del cuerpo, la cremación y la decisión de cumplir los deseos de Lecuna fueron un punto de inflexión: recién entonces sintió que podía comenzar a procesar lo ocurrido.

A principios de mes, Barbarossa había conmovido a todos al publicar una foto retro junto a “El Vasco”, acompañada por un mensaje simple pero demoledor: “Vasquito, mi amor. 24 años. Te amo y extraño siempre”. Esa dedicatoria volvió a activar todas las muestras de apoyo que recibe año tras año.

La conductora también recordó el momento en que llegó al hospital Rivadavia y recibió la confirmación del crimen: una escena que definió como “abrupta, confusa y devastadora”. Incluso admitió que al principio no quería velarlo, pero su terapeuta la impulsó a enfrentar ese instante necesario: “Tenés que verlo en un cajón muerto”, le dijeron.

El primer año fue el más doloroso. Barbarossa se aferró a sus hijos y a la búsqueda de justicia: “Yo estaba destrozada. Lo único que quería era justicia”. Con el juicio, aunque sintió una “justicia entre comillas”, pudo cerrar una etapa. Hoy, a 24 años del asesinato, el recuerdo sigue vivo. “Es un dolor inenarrable. Es una tragedia que no le deseo a nadie”, confesó. Y aunque el tiempo pasó, Georgina asegura que la presencia de Lecuna la acompaña siempre.