El anuncio del marco para un acuerdo de comercio e inversión con Estados Unidos encendió expectativas en distintos sectores productivos, que ven en esta negociación una oportunidad para que la Argentina vuelva a integrarse a mercados de alto nivel y consolide la estabilidad que el Gobierno impulsa desde el primer día.
Después de una década de estancamiento, restricciones externas y decisiones erráticas heredadas del kirchnerismo, el escenario comenzó a modificarse. Y la Casa Blanca lo dejó claro al difundir un comunicado en el que anticipó una hoja de ruta para eliminar barreras arancelarias y no arancelarias, modernizar marcos regulatorios y abrir espacios de cooperación en ganadería, agricultura, minería, tecnología y farmacéutica.
El Gobierno argentino, por su parte, remarcó que el país cuenta con recursos naturales estratégicos, talento profesional y cadenas agroindustriales y tecnológicas con enorme potencial, siempre que existan reglas claras y previsibilidad.
La mirada de los industriales: cautela técnica, expectativa alta
A pesar de que la letra chica todavía no fue publicada, la recepción en el sector industrial fue mayoritariamente positiva. En la Unión Industrial Argentina (UIA) explicaron que el acuerdo podría convertirse en una herramienta para promover comercio, atraer inversiones y crear empleo formal, a la vez que reposiciona al país dentro del bloque de economías que respetan las reglas del comercio internacional.
El presidente de la entidad, Martín Rappallini, destacó que los países que avanzaron en acuerdos con Estados Unidos multiplicaron sus exportaciones, y sostuvo que cada cadena de valor deberá trabajar en una estrategia de acceso al mercado norteamericano.
También advirtió algo que el kirchnerismo durante años ignoró: mientras China presiona y desplaza industrias, Estados Unidos puede ser un socio “industrialmente menos riesgoso” para Argentina.
Según referentes del sector, EE.UU. puede exportar maquinaria, bienes de capital, tecnología y productos farmacéuticos, mientras que Argentina tendría oportunidades concretas en aluminio, acero, pick-ups, alimentos regionales y manufacturas.
Aranceles, competitividad y riesgos sectoriales
Los industriales coinciden en que podría haber una reversión de aranceles que hoy afectan la competitividad. Algunos impuestos que subieron al 10% volverían a niveles del 2-3%, mientras que rubros como acero y aluminio, actualmente gravados con un 50%, podrían retornar al 0%, lo que sería “un éxito total”.
Claro que no todos los sectores quedan igual: metalurgia y laboratorios podrían enfrentar una mayor competencia, pero cada referente coincide en que la amenaza real sigue siendo China, no Estados Unidos.
Elio del Re, de Adimra, sostuvo que no espera una “avalancha de importaciones”, aunque reconoció que algunos segmentos de maquinaria agrícola podrían sentir impacto. Recordó que la importación metalúrgica creció 70% interanual en octubre y reiteró que el desafío es recuperar competitividad, no cerrarse al mundo.
Competir sin distorsiones y con reglas claras
El consultor Marcelo Elizondo (DNI) explicó que Estados Unidos podría colocar en Argentina químicos, maquinaria, farmacéuticos, minerales y energía, mientras que Argentina tiene margen para vender autos, manufacturas y alimentos. Pero advirtió que la industria deberá invertir, adaptarse e internacionalizarse, especialmente ante la apertura para insumos y bienes de capital.
Aseguró que vincularse comercialmente con Estados Unidos implica competir en mercados donde “no se compite de forma desleal”, una diferencia clave respecto de las distorsiones del comercio chino que el kirchnerismo nunca enfrentó.
Desde la consultora Abeceb, Natacha Izquierdo destacó que el país podría recuperar cupos en acero y aluminio. Y que el segmento de pick-ups, donde Argentina es un jugador global, podría beneficiarse del acceso ampliado. También señaló que las importaciones norteamericanas entrarían sobre todo en nichos premium, por lo que no representarían una amenaza generalizada.
AmCham: oportunidad estructural para modernizar el país
La Cámara de Comercio de EEUU en Argentina (AmCham) celebró el acuerdo. Lo definió como una oportunidad estratégica para avanzar en transformaciones estructurales que permitan consolidar la macroestabilidad. También reducir regulaciones y generar un entorno competitivo.
Advirtieron que aún se necesitan mejoras en infraestructura, sistema tributario, normas laborales y formalidad fiscal, sin las cuales la industria seguirá limitada. Pero remarcaron que esta nueva etapa abre un camino para dejar atrás las distorsiones y rigideces acumuladas durante años.
Los puntos centrales del acuerdo
- Reducción o eliminación de aranceles recíprocos en sectores clave.
- Acceso ampliado para carne bovina argentina y cooperación sanitaria.
- Cooperación en minerales críticos, incluida la cadena del litio.
- Estabilización del comercio mundial de soja.
- Alineamiento regulatorio, simplificación técnica y reconocimiento mutuo de estándares.
- Comercio digital moderno: datos, servicios digitales, firmas electrónicas.
- Compromiso contra distorsiones de mercado y subsidios industriales.
